El reality comenzó hace algunas semanas en la televisión argentina y una decena de concursantes comparten la casa. En este informe, te contamos cómo es, según los especialistas, convivir con personas desconocidas y estar sometido a la observación permanente del público.
Según un informe español, es posible que el paso por el concurso deje secuelas psicológicas o les abra las puertas del porno. No es lo normal, pero los casos hablan por sí solos.
No hay ningún reality que no afecte a los participantes. El concursante está desnudando una parte de su vida, de su identidad. Su vida ya no le pertenece. Si este tiene la madurez suficiente como para afrontar la situación, bien; si no, irremediablemente, va a tener secuelas", nos cuenta Guillermo Fouce, doctor en psicología y especialista en tratamiento de adicciones.
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Cuando esto ocurre, los participantes se ven obligados a pedir ayuda psicológica. En “Gran Hermano”, por ejemplo, son muchos los concursantes que sufren el 'fenómeno del personaje de cristal'. "De repente tienen más fama, más atención de los medios, más dinero, todo el mundo conoce su vida… Esto produce un cambio y cuesta digerirlo, lo que puede llevar al concursante a tener serias dificultades en su vida que le lleven a consumir sustancias, a malgastar dinero o a tomar malas decisiones. Por ello muchos tienen que comenzar un tratamiento psicológico", asegura Fouce.
Durante el casting de Gran Hermano, los psicólogos descartan a las personas con patologías clínicas, tendencias a la ansiedad o psicopáticas; y buscan a personas fuertes, que se puedan recuperar rápido de los altibajos.
A través de las entrevistas, los psicólogos son capaces de predecir cómo actuaría un candidato ante determinadas situaciones para predecir los riesgos. No obstante, la última palabra sobre quién entra en la casa la tiene la productora".
Muchos se pasan al cine para adultos
Los realities y el cine X están estrechamente vinculados. Más de una veintena de casos lo confirman. Esta relación no extraña, tal como nos cuenta Huete: "Los participantes de realities como GH son siempre gente muy abierta de mente y sin prejuicios", lo que les hace "muy atractivos" para la industria del cine para adultos. Además, "en la televisión ya exponen parte de su vida, por tanto no les importa exponer su cuerpo en cierto sentido. De hecho, es algo que en menor medida se ha estado haciendo los últimos años. La mayoría de concursantes que pasan por un programa de este tipo luego hacen una portada en Interviú". De 'Gran Hermano' solo se conocen cuatro casos de participantes relacionados con el cine para adultos: confirma que el número podría ser mucho mayor, ya que la industria porno se fija siempre en los concursantes de realities: "Conozco decenas de casos de exconcursantes de GH a los que se les ha ofrecido hacer películas de esta clase y no han querido". La productora del reality no ha querido hacer declaraciones al respecto.
La historia de una participante
Mónica no dijo que había sido prostituta en el proceso de casting y mientras estaba en la casa dos revistas publicaron sobre su vida. La cadena se lo comunicó a la concursante con la intención de que pudiera defenderse. Al enterarse, esta abandonó la casa. “Su familia no lo sabía. Le afectó mucho, según comentaron.
Muchos de los concursantes salen con secuelas negativas, y no nos referimos a su salto al porno. Ania Iglesias, concursante de “GH”, aseguró en una entrevista que al salir de la casa "nadie la tomaba en serio y que perdió parte de su identidad. Ese es el momento jodido,anímicamente"
A Rafael López (GH 4) le sucedió algo similar. Él era seminarista y abandonó el convento para probar la vida. El concurso le cambió la personalidad: "Me volví distante, triste, frío...". Pero las secuelas van más allá de 'Gran Hermano'.
Depresiones, suicidios y trastornos son la cara amarga de los realities. Pero no la única. Hay numerosos ex-concursantes que están encantados de haber pasado por uno, como todos los que se han reinventado en el cine porno o los 'ex grandes hermanos' que han hecho carrera en televisión.
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