Miles de personas se dieron cita en Maipú para participar en la emotiva celebración patronal de la Virgen de la Merced. Este año, el festejo tuvo un significado especial, al conmemorarse el 70º aniversario de la declaración de Nuestra Señora de la Merced como Patrona del departamento, un acontecimiento profundamente arraigado en la identidad maipucina.
Los actos comenzaron el 23 de septiembre, con una serenata y una procesión de antorchas que reunió a cientos de fieles. La medianoche trajo consigo una misa solemne en el Convento de la Merced, marcando el inicio formal de las celebraciones religiosas.
El punto culminante de los festejos fue el desfile cívico-escolar-militar, que recorrió las calles de Mitre y Ozamis. Más de 250 entidades locales y 750 uniformados de diversas fuerzas armadas participaron, brindando un espectáculo que dejó una huella imborrable en la memoria de los asistentes.
Sin embargo, lo más destacado fue la notable afluencia de vecinos y el reconocimiento que el intendente Matías Stevanato otorgó a los ciudadanos como protagonistas principales de este evento. En un gesto simbólico, el tradicional palco oficial fue reemplazado por un espacio destinado a vecinos y vecinas destacados, en un claro homenaje a la comunidad.
"En Maipú, nos enorgullece nuestra cultura de trabajo, responsabilidad y solidaridad. Estos valores nos han permitido construir una comunidad fuerte y unida, donde cada uno de nosotros aporta su esfuerzo y dedicación para el bienestar común", indicó Stevanato.
Y luego agregó: "La celebración de nuestra Patrona es también un homenaje a estos valores, un momento para reconocer y agradecer el compromiso de todos los vecinos, comerciantes, empresarios y trabajadores que día a día contribuyen al crecimiento y desarrollo de nuestro querido Maipú. Un Maipú que todos los días crece por el esfuerzo de su comunidad".
La procesión de la Virgen por las calles de Maipú y la posterior coronación de su imagen fueron momentos cargados de devoción y emoción. La festividad no sólo reafirmó la fe de los maipucinos, sino también su compromiso con los valores de trabajo, responsabilidad y solidaridad que definen a la comunidad.
Esta celebración religiosa fue mucho más que una tradición: fue una oportunidad para reconocer el papel central de cada vecino en el crecimiento y desarrollo de Maipú, y para recordar que, juntos, se construye un futuro lleno de esperanza y fe.
Te puede interesar