Una vez más, la Fiesta de la Cosecha confirmó que es uno de los eventos más esperados y que más se disfrutan en el calendario vendimial. Organizado por el Fondo Vitivinícola, junto a la Municipalidad de Las Heras y el Gobierno de Mendoza, con el apoyo de Estancia Mendoza y Aeropuertos Argentina 2000, la Fiesta de la Cosecha cerró su edición número 21 con un concierto que superó todas las expectativas y que congregó a más de trece mil personas.
La fiesta comenzó temprano y el atardecer se vivió desde el Patio Malbec con una propuesta muy tentadora. Música cuyana a cargo de Nolocepa dejó claro que estamos en la tierra del vino. Tonadas, cuecas y gatos provocaron las primeras palmas y la gracia de los bailarines del elenco vendimial. Más tarde, y con las brisas frescas de la noche que asomaba, el DJ Simón Péndola completó la atmósfera festiva. La gente disfrutó de los puestos de comidas y los stands de bodegas. Todo prometía una noche única.
Como es usual, la Orquesta Filarmónica –bajo la dirección del Maestro Luis Gorelik- inició puntualmente el concierto a las 22 con un repertorio clásico que finalizó con Taquito Militar, del gran Mariano Mores. Luego, la perfecta noche de verano se vistió con el color cuyano y las voces de Analía Garcetti, Cynthia Lozada y Celeste Fredes, acompañadas por las cuerdas de Sebastián Narváez, Luca Pinto y Javier Guajardo y la percusión de Quique Öesch y con arreglos de Polo Martí. “Ay, este vino”, composición de Analía Garcetti fue la señal para que comenzara la cosecha. Luego, cuecas y gatos completaron un momento que la gente aplaudió con entusiasmo.
Pasadas las 22.30, David Lebón se adueñó del escenario y se vivió un momento de gran emoción, con un público muy entregado a las versiones sinfónicas de sus temas más recordados. “Cuánto tiempo más llevará”, “Esperando nacer” sonaron maravillosamente. Todos los arreglos sinfónicos del repertorio de Lebón fueron compuestos por los mendocinos Joaquín Guevara y Juan Emilio Cucchiarell; el percusionista Matías Gorordo y el baterista Dany Ávila también se sumaron al ensamble musical. La puesta en escena completó una atmósfera ideal para disfrutar plenamente del espectáculo. Luego, dos invitados de lujo: Lisandro Aristimuño y Mateo Sujatovich, que se unieron a Lebón en interpretaciones que generaron la ovación del público.
Para el final, Lebón reservó un himno: “Seminare”. Miles de personas cantaron con fervor ese tema que ya es un hito del rock nacional. La noche abrazó esa emoción y la transformó en un aplauso interminable. La Fiesta de la Cosecha entregó un espectáculo impecable, con un diseño que supo conjugar géneros musicales en un repertorio exquisito. El escenario apagó sus luces hasta la próxima fiesta y los racimos cosechados se fueron a la bodega con la promesa de volver en vino.