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El escudo aluvional que protege a Mendoza

No muchos conocen que, por sus características topográficas, la provincia tiene una defensa que le da protección ante los aluviones tan característicos en época estival que siguen a las fuertes tormentas en la zona de montaña o pedemontana y sin el cual, corremos serios riesgos.

Redacción
11/12/2021 22:06
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Por Luis Martínez, Redacción Jornada

 

Desde la Direccción de Hidráulica del gobierno provincial, su titular Yamila Arnosti dijo en el matinal de radio Jornada (FM 91.) “Juntos de mañana”: “Mendoza por sus características tiene un marcado riesgo aluvional al ser una provincia que se ha desarrollado ocupando el piedemonte y algunas zonas cercanas al mismo con lo cual por las tormentas que se generan principalmente en los meses de verano tenemos un riesgo de que se produzcan eventos complejos en todo el territorio provincial. En ese sentido estamos transitando el período de alerta aluvional donde se produce la mayor cantidad de precipitaciones en la provincia, tormentas de tipo convectivas con la precipitación de mucho caudal en plazos de tiempo muy cortos lo que genera crecidas y un aumento significativo de los arroyos y ríos provocando riesgo para la población”, señalo.

El estado de las defensas

Sobre la tarea que realizan y las condiciones en que se encuentran esta suerte de escudos Arnosti indicó “el área metropolitana ha podido desarrollarse y crecer gracias a las defensas aluvionales y hoy se encuentran operativas trabajando con tareas de mantenimiento de los mismos”, dijo.

Pidió ayuda a la sociedad en algunas tareas porque indicó que es alarmante el vuelco de residuos en los cauces, colectoras e incluso en los sistemas de desagüe que son las acequias donde incluso teniendo servicio de recolección de residuos igual se arroja mucha basura a los cauces”.

Según indica el trabajo de varios profesionales dirigidos por el ingeniero Luis Enrique Guisasola denominado “Situación Aluvional de la Ciudad de Mendoza – Propuesta de medidas de mitigación y planificación territorial desde el punto de vista hidrológico” durante la temporada estival está latente la ocurrencia de fuertes tormentas que afectan a la población y sus bienes. Hidráulica trabaja diariamente para dejar en óptimas condiciones los cauces y colectores de toda la provincia que son la defensa aluvional ante este tipo de fenómenos.

Las obras y los operativos de mantenimiento que lleva adelante la Dirección de Hidráulica son fundamentales para evitar las crecidas durante la temporada estival.

¿Qué es una crecida aluvional?

Cuando se produce una lluvia torrencial, parte del agua precipitada en el primer tercio de la duración de la tormenta es absorbido por el terreno de acuerdo a su permeabilidad y parte se evapora nuevamente a la atmósfera debido a las elevadas temperaturas.

Durante el segundo tercio de duración de la tormenta, se produce el pico del hidrograma, es decir su valor máximo, para luego entrar en el decaimiento del mismo hasta llegar al caudal de base, que para este caso vale cero. En general, los tiempos al pico o tiempos de respuesta para el Gran Mendoza oscilan entre los 40 minutos para los sectores de las cuencas en que se encuentran en la precordillera y los 20 minutos para aquellos sectores que se encuentran cercanos a las áreas urbanizadas.

Por las razones geomorfológicas, las crecidas aluvionales siempre van acompañadas de abundante material natural, tanto en suspensión como de arrastre de fondo. Parte de todos estos materiales son conducidos a través de los canales que atraviesan el Gran Mendoza, pudiéndose apreciar luego de las grandes tormentas, en los principales canales matrices y colector final.

Obras y medidas de mitigación de crecidas

Atender la situación aluvional es clave para mitigar las crecidas de verano, especialmente sobre la población y sus las viviendas establecidas en el Gran Mendoza. Por ello, se han llevado adelante diversas obras para evitar los efectos de las crecidas aluvionales que bajan y azotan a la ciudad, desde los cerros y valles de la precordillera.

Dos tipologías principales de estructuras han sido concebidas de manera tradicional en el Oeste del conglomerado urbano.

La primera de ellas trata de conducir las crecientes desde el Oeste, encauzando sus aguas para controlar sus efectos nocivos sobre las márgenes. Es por ello que pueden contarse distintos “zanjones” y “ríos secos” que atraviesan la ciudad de Oeste a Este, hasta el colector principal que se encuentra en la línea más baja de la ciudad.

La segunda tipología de obras corresponde a estructuras de mayor elaboración y estudio, destinadas a limitar el escurrimiento de las aguas aluvionales a través de la ciudad, reteniendo los volúmenes escurridos en vasos de embalse para luego erogar de manera controlada esa misma cantidad de agua. Este es el llamado efecto de laminación o atenuación de las crecidas de los diques existentes en el Oeste de la Ciudad de Mendoza.

La primera línea de defensa directa del casco urbano se encuentra constituida por los diques de laminación de crecidas, los cuales, de Sur a Norte son los siguientes: Dique Maure, Frías, Papagayos, San Isidro, Pantano Campo Espejo. De cada uno de estos diques se deriva un canal de salida que constituye el sistema de seguridad hidrológica de cada dique de atenuación.

El tristemente recordado aluvión de las heladeras

Los memoriosos recuerdan que el 4 de enero de 1970, una intensa precipitación provocó serios daños en el dique del arroyo Frías, dando lugar a la mayor catástrofe sufrida por la ciudad, después del terremoto del año 1861. El hecho provocó más de 24 víctimas fatales y los accidentados se estimaron entre 1500 y 2000 personas y los daños materiales fueron cuantiosos valuados en varios millones de pesos. El Poder Ejecutivo provincial creo una comisión técnica especial para investigar las verdaderas causas.

Fueron claras las consecuencias que padeció la población cuando una parte del sistema de protección aluvional, dejó de funcionar.

De allí la importancia que la provincia otorga al mantenimiento y cuidado del sistema para evitar problemas mayores. Tarea que debiera ser acompañada por la población colaborando con al menos el mantenimiento de los mismos y no usándolos como vertedero para desechos electrónicos, electrodomésticos en desuso o el casco de autos robados. Además, el tema es materia de estudio en el ámbito universitario. En la facultad de Ingeniería de la UNCuyo ya preparan algunas mejoras atendiendo al paso del tiempo y a los efectos que causa el cambio climático.

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