Como Fundación que trabaja y lucha por las personas en situación de calle queremos agradecer profundamente a quienes se involucraron en la apertura y funcionamiento del Albergue sobre la calle San Juan. También, hacer un llamado a las autoridades y ciudadanía para la reconsideración del cierre del albergue.
Hoy nos dirigimos a ustedes con una profunda preocupación. Desde el inicio del invierno, un grupo de 40 personas ha encontrado refugio en un albergue temporario en Mendoza ubicado en calle San Juan, lugar que les ha brindado calor, dignidad y una oportunidad de rehacer sus vidas. Sin embargo, el 31 de agosto, nos enfrentamos a una triste realidad: este albergue cerrará sus puertas, y estas 40 personas volverán a la calle, al frío y la incertidumbre.
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Queremos destacar el inmenso trabajo y dedicación de quienes hicieron posible que este albergue funcione durante los meses de invierno (Municipalidad de la Capital, grupo Huentala, Arzobispado y Pastoral social, Liceo Militar General Espejo y Gobierno provincial). Gracias a su esfuerzo y compromiso se brindó mucho más que un techo sino que también se generaron oportunidades reales para que muchos pudieran comenzar a salir adelante.
Entre ellos, hay quienes han encontrado un nuevo impulso para buscar trabajo, o quienes han redescubierto el valor de una cama caliente, después de años durmiendo sobre el cemento. Recordamos el caso de un hombre que nos confesó que hacía siete años que no dormía en una cama. O aquel hombre que se sorprendió al darse cuenta de que, por primera vez en mucho tiempo, tenía que quitarse el abrigo para dormir, porque ya no estaba al aire libre.
La situación de calle es una problemática estructural que trasciende lo habitacional y laboral. Por eso es esencial extender el tiempo de funcionamiento del albergue, permitiendo consolidar los lazos que estas personas han comenzado a reconstruir, que requieren tiempo y apoyo continuo por parte de las instituciones y organizaciones, evitando que los avances logrados se vean interrumpidos.
Nos preguntamos, ¿qué planes existen para el futuro? ¿Cómo aseguraremos que estas personas, muchas de ellas mayores, no vuelvan a la calle, a un destino que las margina y las deshumaniza? Si hemos sido capaces de generar oportunidades para algunas, ¿por qué negarle esa posibilidad a las demás?
La experiencia nos ha enseñado que brindar un refugio con respeto y dignidad no es solo un acto de caridad, sino un acto de justicia social. En estos albergues, con un enfoque integral, se ha logrado más que simple cobijo: se ha cultivado la esperanza y se ha restaurado la humanidad de quienes fueron despojados de ella por las circunstancias.
Apelamos a la conciencia de nuestras autoridades, para que reconsideren el cierre de este albergue, o la pronta búsqueda de una opción similar. No se trata solo de prolongar su apertura, sino de reconocer que el derecho a un hogar, a un espacio seguro y trato digno, no debe depender de la estación del año. Porque un techo no solo resguarda del clima; también preserva la esperanza, la dignidad y, en última instancia, la vida misma.
Con sincero respeto, Fundación Puente Vincular.