Hoy se cumplen 47 años del asesinato del ex secretario general de la CGT José Ignacio Rucci, durante una emboscada en tiempos de una Argentina convulsionada por el accionar terrorista de grupos de ultraderecha y de extrema izquierda, hecho que impactó duramente en Juan Domingo Perón, que dos días antes había sido electo presidente de la Nación con el voto popular por el 61 por ciento de los argentinos.
El dirigente sindical más cercano a Perón fue baleado por un grupo comando que disparó contra su cuerpo 23 veces cuando salía de la casa de calle Avellaneda en el barrio de Flores, en un hecho que la justicia concluyó que no tenía autores materiales, aunque todos los indicios apuntaron al grupo Montoneros.
Rucci era conciente de los riesgos que corría su vida y lo hizo explícito en una entrevista publicada un año antes del homidio en la revista Gente, de editorial Atlántida cuando se le preguntó si le preocupaban las amenazas de muerte que recibía.
“Sería una tontería decir que no me preocupa. Pero de ahí no pasa. Yo tengo una obligación que me impide poder detenerme” respondió el hombre de confianza de Perón que adjudicó las amenazas al hecho de ser ” el secretario general de la CGT, peronista y consecuente con Perón”.
Y agregó: “Tampoco he sacado diploma de cobarde. Pero tengo un solo temor: no ver las caras de los asesinos”.
El operativo que terminó con su vida fue llamado “Operación Traviata” y descripto por la publicación de montoneros Descamisados: “Desde la vereda de enfrente, le fueron arrojadas varias granadas, de las cuales una, al menos, no habría explotado. Tras las granadas, Rucci y Ramón Rocha -un guardaespaldas que llegó con él desde San Nicolás- se parapetaron detrás de la puerta abierta del automóvil. Entre tanto, desde la casa en venta de Avellaneda 2951, a través de un agujero efectuado al cartel del primer piso, se le efectuaban los disparos que le ocasionarían la muerte”.
En 2012, el juez Ariel Lijo determinó que: “las evidentes deficiencias de las etapas iniciales de la investigación impidieron establecer la materialidad concreta del hecho” y que “se logró descartar la participación de miembros de la denominada Triple A y, además, se estableció la posible responsabilidad de miembros de Montoneros en el homicidio” descartando que el hecho sea delito de lesa humanidad y por consiguiente, imprescriptible.
Sin embargo, por la apelación de su familia, en 2013 la Cámara Federal ordenó reabrir la investigación al considerar que el cierre de la causa era “prematuro”.
En el medio, en 1999, la familia obtuvo un resarcimiento por parte del Estado de 224.000 dólares en bonos, considerando el hecho encuadrado en la ley 24.411 que habilitó el pago de indemnizaciones a víctimas de “cualquier grupo paramilitar”.
Rucci comenzó su carrera gremial en la fábrica siderúrgica SOMISA, de San Nicolás de los Arroyos-Ramallo y en 1960 asumió la Secretaría de Prensa de la UOM (Unión Obrero Metalúrgica), acompañando a Augusto Timoteo Vandor (asesinado en 1969), Paulino Niembro, Avelino Fernández y Lorenzo Miguel y cuatro años después fue designado interventor en la seccional San Nicolás donde luego fue secretario general.
En 1970 logró el cargo de secretario general de la CGT y desde allí fue uno de los principales impulsores de la lucha por el regreso de Juan Domingo Perón al país, desde su exilio en Madrid.