Desde el oficialismo, con aliados de distintos partidos de la oposición, quieren tratar la ley de emergencia turística y subir penas a la pesca
El oficialismo en Diputados no quiere dar el brazo a torcer: mantuvo la sesión a partir de las 13 con quórum y mayoría gracias al acuerdo con varias fuerzas aliadas. Plantean sus diputados que Juntos por el Cambio intenta imponer la agenda parlamentaria. Y Sergio Massa, presidente de la Cámara baja, mandó ayer a ampliar el espacio de sesiones con bancas incluso en los palcos de manera de mantener la distancia y que los opositores que hayan viajado desde sus provincias tengan computadoras, micrófonos y un lugar para sentarse.
Radicales, macristas y ’lilitos’ sospechan que detrás de la sesión, con temas de consenso como los beneficios al sector turístico, uno de los más golpeados, y la suba de penas para la pesca ilegal, el oficialismo esconde la intención de habilitar el protocolo remoto para poder tratar todos los temas conflictivos, como Reforma Judicial y el Aporte Extraordinario Solidario.
De un lado hicieron una ecuación: todos los bloques, excepto la izquierda y JxC convocaron a sesión: Frente de Todos, Consenso Federal, Equidad, Córdoba Federal, Consenso Justicialista, Frente de la Concordia Misionero, Juntos Somos Río Negro, Frente Progresista y el Movimiento Popular Neuquino. La principal oposición en cambio pone sobre la balanza su potencial numérico: tiene 116 bancas, es decir “el 45%” de los 257 diputados nacionales. Es una guerra fría que anticipa un escandaloso final.
El domingo el interbloque opositor encomendó a Cristian Ritondo una última gestión frente a Máximo Kirchner: ofreció renovar el protocolo sólo para este martes, con una vigencia de menos de 24 horas para convertir en ley el auxilio al turismo, sacar la media sanción para la ayuda a Cultura y subir las multas a la pesca ilegal pero rever un plan para el próximo mes a partir del miércoles. El jefe de la bancada del PRO, de buen diálogo con el hijo de la vicepresidenta, volvió a proponer que los temas más conflictivos se debatan en un lugar como el CCK o que la Cámara ponga aviones a disposición de los diputados que vivan lejos. La respuesta fue negativa.
El presidente de la Cámara baja, Sergio Massa, contraofertó: prometió ceder sus lugares en el recinto para que los integrantes de Juntos por el Cambio puedan sesionar en forma presencial y ayer hizo acondicionar el recinto para que un centenar de legisladores puedan participar de forma presencial. Incluso varias de las principales espadas parlamentarias del oficialismo, con asistencia presencial perfecta en todas las sesiones remotas, dijeron a Infobae que se quedarán en sus despachos para dar quórum y debatir desde allí. No alcanzó.
Juntos por el Cambio cuestiona la modalidad remota por el vencimiento del protocolo de funcionamiento y no avalará su renovación por otro mes en la reunión de Labor Parlamentaria convocada para las 11. Es el único bloque que no quiere suscribir el funcionamiento vía teleconferencia y amenazó con presentarse con escribano y denunciar la ilegalidad de la conexión remota de quienes no estén en el recinto. En resumen: para Juntos por el Cambio sólo serán válidas las presencias en las bancas mientras que el resto debería considerarse ausente por lo que si no hay 129 personas físicamente presentes considerarán caída la sesión. Tampoco aceptan la prórroga del Protocolo si no es con el aval del 100% de los bloques.
La UCR, el PRO y la Coalición Cívica pidieron a sus diputados que emprendan un nuevo viaje a la Ciudad de Buenos Aires. Anoche la mayoría ya estaba en Buenos Aires y los que no viajaron por ser de riesgo o estar lejos, prometieron no conectarse vía VPN para validar la estrategia acordada en el zoom de la mesa de la alianza con Mauricio Macri desde Suiza.
El clima político en la Cámara es tenso. Incluso en los pasillos se oía ayer a los empleados parlamentarios discutir con preocupación. Los gremios, que a principio del aislamiento acordaron una modalidad de trabajo con mínima dotación en el Palacio y edificios anexos (y también un plus salarial para quienes tuvieran que trabajar en forma presencial) le hicieron un guiño al presidente del cuerpo. Por “unanimidad” APL, ATE, UPCN y la Asociación del Personal Superior del Congreso rechazaron el anuncio de la oposición y reclamaron “salvaguardar” la salud del personal y del cuerpo legislativo y cumplir los protocolos de distanciamiento social vigentes. El gremio APL, que comanda Norberto Di Próspero, ya alertó que no trabajarán si en el recinto hay más diputados de los permitidos en el protocolo, es decir 80 diputados, un tercio del total. Lo habitual era hasta ahora medio centenar.
Desde el oficialismo Cecilia Moreau, vicejefa del bloque del Frente de Todos y cercana a Massa, reivindicó ante Infobae el funcionamiento remoto mientras desde el Senado la propia Cristina Kirchner compartía un video con la misma finalidad: poner fuera de cuestionamiento la efectividad de las sesiones vía teleconferencia. “El Congreso estuvo abierto y activo todo este tiempo”, consideró.
“Las sesiones que vienen son muy importantes para la vida cotidiana de los argentinos y apelamos a todas las fuerzas políticas a que actúen responsablemente para dar respuestas a las necesidades de la gente”, dijeron desde el massismo. La diputada Moreau fue dura: “No son los dueños del Congreso que van a decidir cuándo se sesiona y qué se trata”. “La excepcionalidad son ellos, el artículo 66 nos da la razón”, retrucó un importante diputado opositor que participó del zoom de la mesa nacional partidaria con Mauricio Macri.
A pesar del mal clima político el oficialismo esperaba que la principal oposición no pudiera traer a todo el interbloque. “En la primera caravana de Juntos por el Cambio vino sólo la mitad”, recordaron. E intentaron sin éxito desalentar sospechas: “No proponemos tratar sobre tablas ni Reforma Judicial ni el Aporte Solidario, todo eso llevará tiempo en comisión, siempre lleva el doble de tiempo que en el Senado por lo que antes de dos meses no habría dictamen”, aseguraron mientras Massa por televisión buscaba más o menos lo mismo y ofrecía “poner la otra mejilla”. “Imponer no es la impronta de Sergio”, lo defendió además un legislador que recordó que hasta ahora todas las sesiones y cada artículo del protocolo fue acordado entre todas las bancadas.
En el oficialismo explicaron la negativa a un protocolo sesión por sesión: “Hay que renovar por 30 días el reglamento para que las comisiones puedan trabajar”. Señalaron además que el quórum es una herramienta parlamentaria para todas las fuerzas políticas y que en caso de temas de conflicto la oposición puede no habilitarlo. “Será en ese caso nuestra responsabilidad reunir el quórum”, agregó la fuente.
Hasta esta mañana no parecía vislumbrarse una solución amigable. En Labor Parlamentaria, con respaldo de otros bloques, el Frente de Todos intentará convencer a la oposición. Caso contrario igual irá a sesión y avanzará con la agenda porque consideran que el acuerdo que se haga en la reunión de las 11 es suficiente. Sobre la mesa pondrán los temas sobre los que se necesita dictamen, por ejemplo el miércoles en Salud se discutirá si se incluyen a los fonaudiólogos como trabajadores esenciales y varias cuestiones vinculadas con el incremento de la violencia de género.
“Ellos confunden consenso con unanimidad”, señaló el diputado santafesino Germán Martínez quien atribuyó la falta de diálogo a la principal oposición que “desde la última sesión que tuvimos anunciaron que no iban a aceptar sesiones remotas y ahora hacen este planteo en el peor momento de la pandemia”. Le respondió Ritondo quien aseguró que “consenso es un acuerdo entre todos o la falta de disenso”. Mario Negri, jefe del interbloque de Juntos por el Cambio volvió a Buenos Aires después de más de dos meses y anoche estuvo en televisión para hacer público, una vez más, el reclamo.
En ese contexto no parece posible saldar diferencias por encima de la grieta. El trío Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa se mostró en la tarde de ayer en el Museo del Bicentenario, juntos los tres por primera vez desde el aislamiento obligatorio. Fue una muestra de unidad y una señal para la oposición.
Fuente Infobae.com