El 17 de noviembre de 1993, el equipo que conducía Alfio Basile entraba “por la ventana” al torneo de Estados Unidos ‘94
En el Monumental de River Plate, un 1-0 sobre Australia en el partido desquite del repechaje, le permitió a Argentina reservarse para sí el último boleto que quedaba disponible para la cita estadounidense.
La sufrida clasificación no contrastaba con lo que, hasta entonces, era casi una regla general en cada eliminatoria mundialista. Ocho años antes, en 1985, una patriada de Daniel Passarella había derivado en un gol con suspenso y pase a México ‘86 en el mismo arco en que Gabriel Batistuta puso la pelota que le dio a Argentina la posibilidad de defender el subcampeonato conseguido en Italia ‘90.
Aquella noche, el equipo del “Coco” pudo despertar de la pesadilla que significó aquella fase preliminar a la que había llegado con un largo invicto y con chapa de “candidatazo”.
Pero una vez iniciada la eliminatoria, varias de sus individualidades sufrieron un profundo bajón futbolístico del que no pudieron reponerse.
El inesperado cachetazo del 0-5 ante Colombia, a punto estuvo de dejarlo viendo el Mundial por TV. Condenado a jugar la “repesca” y con la chance de incluir a Diego Maradona tras su regreso al país, “el Coco” no dudó en incluir al “10” y cambiar media defensa (salieron Ricardo Altamirano y Jorge Borelli). El golpe de timón eludió el naufragio y Argentina consiguió “la visa” sobre la hora de partida.
Fue la única vez que nuestra selección debió pasar por una instancia postrera para alcanzar el objetivo mundialista. Fue, también, la última vez que las eliminatorias sudamericanas se dividieron en grupos.
A partir de allí, con el sistema de “todos contra todos”, el dramatismo de las clasificaciones se acabaron, con la excepción hecha del proceso que finalizó el mismo Maradona rumbo al Mundial de Sudáfrica 2010, cuando recién pudo cristalizar su lugar en la última fecha, cuando venció a Uruguay 1-0 en el Centenario de Montevideo con recordado gol del cordobés Mario Bolatti.