El cruce fronterizo en Malargüe se convirtió en un punto crítico este sábado debido al intenso tránsito de turistas. Desde temprano, una interminable fila de vehículos se extiendía a lo largo de varios kilómetros.
Tanto mendocinos como viajeros de otras regiones que decidieron aprovechar el fin de semana extra largo para visitar Chile y eligieron el Paso Pehuenche como alternativa, se toparon este sábado con una larga espera antes de llegar a la aduana argentina. Allí deben realizar el primer trámite antes de continuar hacia el puesto de migraciones chileno. Según las estimaciones, la demora ronda las cuatro horas.
Durante el verano, este paso fronterizo opera de 9 a 19 horas. Debido a los feriados de carnaval, un gran número de turistas optó por este cruce para evitar los atascos habituales del Paso Cristo Redentor. Sin embargo, la situación terminó siendo igual de complicada.
Para sorpresa de muchos, desde las 10 de la mañana de este sábado, la fila de vehículos se extendía por más de 4 kilómetros hasta las cabinas donde se realiza el control aduanero. Luego de completar ese proceso, los viajeros deben continuar unos 60 kilómetros más hasta la aduana chilena, donde deben realizar el trámite migratorio correspondiente.
Algunos de los presentes comentaron que un gendarme habilita el ingreso de un grupo reducido de vehículos a una playa de estacionamiento, permitiendo que solo esos conductores inicien el proceso. Esta situación generó malestar entre los automovilistas, especialmente porque algunas motocicletas esquivan la fila y avanzan sin respetar el orden de llegada.
Fallas en la conectividad complican el cruce
Uno de los inconvenientes recurrentes en este paso fronterizo es la deficiente conectividad, tanto en telefonía como en internet. Varios viajeros señalaron que las demoras en la aduana argentina se deben, en parte, a constantes caídas del sistema informático, lo que obliga a los funcionarios a realizar los trámites de manera manual mediante planillas. Esto ralentiza considerablemente el proceso.
A la falta de conectividad se suma otra problemática: de las ocho cabinas instaladas, solo seis están operativas, lo que agrava el colapso vehicular en la ruta.
Además, ninguno de los viajeros cuenta con señal móvil para realizar llamadas o enviar mensajes, lo que aumenta la ansiedad y el descontento entre los presentes. La única alternativa disponible es un pequeño comercio que ofrece conexión WiFi, permitiendo a los turistas realizar pagos con billeteras virtuales y comunicarse con sus familiares para informarles sobre la situación en el Paso Pehuenche.