El Sumo Pontífice participó de una misa multitudinaria en Erbil, capital del Kurdistán iraquí. “La venganza nos hunde en una espiral de represalias sin fin”, indicó.
El papa Francisco pidió hoy en Irak “resistir a la tentación de la venganza”, un mensaje clave en un país que en las décadas vivió varias invasiones y guerras internacionales, vio nacer milicias extremistas que cometieron atrocidades y sigue preso de un clima de violencia con atentados y mucha tensión político-religiosa.
En el tercer día de su visita a ese país de Medio Oriente, el Pontífice encabezó una misa para cerca de 10.000 fieles en Erbil, la capital del Kurdistán iraquí, una región marcada por las cicatrices y las heridas aún fresca de esta convulsionada historia reciente.
“Aquí en Irak, cuántos de sus hermanos y hermanas, amigos y conciudadanos llevan las heridas de la guerra y de la violencia, heridas visibles e invisibles”, planteó en su homilía.
“La tentación es responder a estos y a otros hechos dolorosos con una fuerza humana, con una sabiduría humana”, advirtió, en la única actividad de masas de la visita que inició el viernes, acompañado por un enviado de Télam y otros medios durante su recorrida.
Si bien el pontífice se refirió directamente a Irak, las palabras de Francisco también pudieron ser interpretadas como una señal hacia el pueblo kurdo, la minoría sin Estado propio más numerosa de Medio Oriente.
Tras años de buscar su independencia, los kurdos, la minoría étnica más grande de Irak, votó en 2017 para hacer efectiva su independencia, pero la Corte Suprema iraquí rechazó el resultado por considerarlo inconstitucional.
Luego, los kurdos de Siria, uno de los países en los que están presentes además de Irak, Irán y Turquía, sufrieron un ataque de parte del Gobierno turco y los despojó de una franja del territorio que reivindicaban.
En ese marco, el pontífice pidió a los fieles que lo acompañaron que sepan “resistir a la tentación de buscar venganza, que nos hunde en una espiral de represalias sin fin”.
Durante la misa, el Papa convocó además a los católicos iraquíes a “construir una Iglesia y una sociedad abiertas a todos y cuidadosas con nuestros hermanos y hermanas más necesitados”.
“Hoy, puedo ver y sentir que la Iglesia de Irak está viva, que Cristo vive y actúa en este pueblo suyo, santo y fiel”, sostuvo el Papa en el estadio construido en 1956, que durante el conflicto armado de 2009 fue uno de los que utilizó la selección iraquí para jugar de local y que, según las autoridades, hoy colmó sus 10.000 lugares.