En su experiencia dentro de la casa del Gran Hermano, Sabrina Cortéz expresa que la percepción de la vida cambia notablemente. Esta transformación se vio reflejada en su relación de ocho años con Brian Fernández, a quien describió como alguien que enfrenta "ansiedad y un poco de depresión". Tras compartir una noche de pasión con Alan Simone, Sabrina saludó a Brian en el día de su aniversario, generando incertidumbre en su pareja.
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Sabrina, consciente de las críticas externas, justificó su conexión con Alan en el confesionario, reconociendo las dificultades de manejar las relaciones en un entorno como Gran Hermano. Aunque se muestra preocupada por el impacto en Brian, destaca la peculiaridad de vivir la vida de manera diferente dentro de la casa, donde las dinámicas son inmanejables desde afuera.
El participante también compartió su dilema respecto a una situación específica, el baile propuesto en la casa, temiendo cómo podría afectar emocionalmente a Brian en el día de su aniversario. Sabrina reflexiona sobre las expectativas externas y las decisiones que toma dentro de la competencia, reconociendo que su objetivo es disfrutar la experiencia.
Sabrina expresa su preocupación por Brian, especialmente por cómo él está viviendo la situación desde afuera. Revela que estas reflexiones la asaltan durante la noche, cuando las luces se apagan, y admite sentirse afectada por la posible incomodidad de su novio. A pesar de ello, se despide del cuarto confidencial enviándole un afectuoso saludo a Brian, expresando su amor y agradecimiento por los ocho años juntos.