Los hábitos que tenemos cada mañana influyen mucho más de lo que pensamos en nuestro estado de ánimo y en los niveles de energía que tenemos el resto del día. En la mayoría de los casos esas costumbres matutinas se llevan a cabo en modo piloto automático –y no de forma consciente– y eso ya afecta de manera negativa en nuestro día.
La buena noticia es que hay pequeñas cosas que se pueden llevar a cabo (en menos de 10 minutos) para cambiar la perspectiva de nuestro día. He aquí algunas recomendaciones de expertos y de personas productivas que saben bien cómo hacer frente a agendas atareadas.
Abrir las ventanas
No lo decimos solo por una cuestión de higiene –ventilar es necesario para oxigenar el ambiente–, sino porque tiene un efecto revitalizador para muchas personas. Así nos lo confirmó Anabel Vázquez, cofundadora de Laconicum. “Aunque haga mucho frío me gusta abrir las ventanas cuando me levanto: ese aire por estrenar me resulta muy energizante”. Además, si ya es de día, permitir que la luz natural entre por la ventana y ejerza sus bondades para regular los ritmos circadianos, es otra gran idea.
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Tomarse unos minutos para salir de la cama
Eso no quiere decir que apaguemos la alarma y le demos al botón de repetición para dormir un poquito más –de hecho, esta mala praxis activa nuestros niveles de cortisol por lo que no es nada recomendable–. Se trata de tomarse tiempo y no levantarse impulsivamente según suena el despertador. Vanessa Delli, creadora de DelliCare, nos lo explicó así cuando hablamos con ella sobre hábitos matutinos: tarda 10 minutos en hacerlo porque respira profundamente varias veces “para enviar oxígeno a todo mi cuerpo para que se vaya activando”y mentalmente agradezco el nuevo amanecer (=AMA-NACER)”.
Otra alternativa para hacer ese ritual de despertar con calma es disfrutar del placer de estirarse (sin más). Este gesto facilita la circulación sanguínea, aumenta la flexibilidad de las articulaciones y provoca sensación de bienestar al liberar a nuestro cuerpo de la tensión que en ocasiones se puede generar mientras dormimos.
Ducharse a la francesa
Lo explica Mathilde Thomas, fundadora de la firma Caudalie, en su libro The French Beauty Solution.
Y consiste en algo tan sencillo como darse un baño o una ducha con agua fría para un “boost energizante”. En invierno basta con hacerlo en el último minuto.
La importancia de la generosidad
Piñol lo explica en su libro: la generosidad ayuda a reducir el estrés, a mejorar el bienestar y a aumentar la confianza en uno mismo. “Practicar la generosidad es un principio de salud mental y una de las claves para llevar una vida feliz y saludable”, cuenta en su libro. Y convertir la generosidad en hábito cada mañana también ayuda a cambiar el mood del día. Para ello, afirma el experto, se pueden reforzar los lazos sociales con cosas tan sencillas como saludar con una sonrisa, llamar por teléfono a tus padres o mandar un mensaje a un amigo.
Fuente: Vogue Spain