La volatilidad en los mercados persiste, y con ella, se intensifican las presiones sobre los activos argentinos. Los bonos soberanos en dólares vuelven a retroceder, impulsando al alza el índice de riesgo país, lo que representa un serio revés para la intención del Gobierno de regresar al financiamiento externo voluntario.
Este martes, tras casi medio año, el riesgo país rompió nuevamente la barrera de los 1.000 puntos básicos, alcanzando los 1009 al mediodía. El dato llega en un contexto de inestabilidad financiera global, impulsado por la suba abrupta de aranceles impuesta por Estados Unidos a productos provenientes de 185 naciones, lo que encendió alarmas en todo el sistema económico internacional.
El salto fue de 49 puntos básicos en una sola jornada, lo que implica un incremento del 5,1%, llevando el índice a su nivel más alto desde el 24 de octubre de 2024, cuando había marcado 1035 puntos. Pero lo más preocupante es la tendencia sostenida al alza: desde el 9 de enero, cuando el indicador se situaba en 560 puntos, el aumento ha sido constante, prácticamente duplicándose en solo tres meses.
Este índice, elaborado por JP Morgan, refleja la percepción del riesgo argentino por parte de los inversores internacionales, y se calcula en función de la cotización de los títulos públicos. A mayor desconfianza y caída en los precios de los bonos, mayor es el riesgo país, lo cual encarece cualquier intento de financiamiento externo.
Este deterioro en la percepción de los mercados aleja cada vez más al Gobierno de Javier Milei de su objetivo de acceder a crédito internacional y de avanzar hacia la eliminación del cepo cambiario. Pese a haber logrado una fuerte baja del riesgo país en los primeros meses de gestión, producto de un ajuste fiscal agresivo, el contexto actual revirtió esa tendencia positiva.
A la falta de avances en la renegociación con el FMI se sumó la escalada proteccionista de la administración Trump, factores que volvieron a encender las alarmas y empujaron al alza el riesgo país, que nuevamente ocupa el centro del escenario económico.
Para que Argentina vuelva a emitir deuda en los mercados internacionales, es necesario que el índice descienda a niveles por debajo de los 400 puntos básicos, o como máximo 500, una meta que hoy luce lejana y difícil de alcanzar en el corto plazo.