El índice de riesgo país, medido por JP Morgan, descendió a 641 puntos básicos, su nivel más bajo en casi cinco años. Esta caída, que implica una baja del 1,38% en la jornada, representa un alivio en el frente financiero y despierta expectativas en torno a la capacidad del país para gestionar su deuda externa.
Contexto y trayectoria
El índice, que mide la confianza de los mercados internacionales en la economía argentina, no registraba un valor tan bajo desde febrero de 2019, cuando durante el gobierno de Mauricio Macri alcanzó los 632 puntos. En comparación histórica, estos niveles son significativamente mejores frente a los picos de 7184 puntos registrados en julio de 2002, tras la crisis de 2001, y de 4255 puntos en marzo de 2020, bajo el gobierno de Alberto Fernández.
Sin embargo, en su mejor momento, durante el gobierno de Néstor Kirchner, el indicador llegó a un mínimo de 236 puntos en diciembre de 2006, mientras que en octubre de 2017, durante la administración de Macri, tocó los 342 puntos.
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Respaldo financiero
Este descenso ocurre pocas horas después de que la consultora Aurum publicara un informe que refuerza la percepción de solidez financiera del Gobierno argentino. Según el reporte, el país cuenta con el 82% de los dólares necesarios para cubrir los vencimientos de deuda en moneda extranjera con acreedores privados en 2025, estimados en US$ 7.000 millones.
De ese monto, US$ 5.700 millones ya están depositados en la cuenta del Tesoro en el Banco Central, lo que, según Aurum, otorga una relativa tranquilidad para los próximos años. El total de compromisos de deuda para 2025 ronda los US$ 15.000 millones, con un tercio de esos pagos concentrados en los primeros meses del año.
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Claves hacia adelante
La baja del riesgo país refleja cierta confianza del mercado en la capacidad del Gobierno para gestionar sus obligaciones financieras, aunque el panorama sigue siendo desafiante. La combinación de reservas acumuladas, vencimientos previstos y una mejora en la percepción internacional podría ser un punto de partida hacia un contexto de mayor estabilidad económica.
Mientras tanto, los analistas advierten que el verdadero desafío será sostener estos niveles y evitar presiones adicionales que puedan generar incertidumbre en el mediano plazo.