El primer semestre del año las exportaciones de vino embotellado han tenido una caída de 6% en términos de volumen en comparación con el mismo período de 2021. Según estadísticas del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), durante este período, las exportaciones totales de vino embotellado en lo que va del año alcanzaron 100,9 millones de litros versus 107,1 millones de litros en 2021. En términos de valor, el guarismo para el año en curso fue de 387,1 millones de dólares contra 391,4 millones en el primer semestre del año pasado.
Estos números contrastan fuertemente con la performance exportadora de los últimos años, siendo que en 2021 las exportaciones de vino embotellado crecieron 9,3%, 5,3% en 2020 y 1,37% en 2019. Más allá de estas variaciones, las exportaciones de vino fraccionado no logran desde 2010 superar sostenidamente los 200-220 millones de litros / año y los 800 millones de dólares /año en valor.
“Argentina es el quinto productor mundial de vino y con mucho esfuerzo logra estar entre los diez exportadores mundiales. Siempre sostuvimos que las retenciones para un producto tan particular como el vino eran contraproducentes. Nosotros elaboramos y vendemos una bebida con base agraria con mucho valor agregado y marca en góndola. Es un producto muy sensible en precio para nuestros clientes importadores como para los consumidores globales. Siendo así, cargarle derechos de exportación es muy riesgoso. “Venimos de un período extenso de atraso cambiario sostenido, y por distintos factores tenemos inflación de costos que superan con creces la inflación local. Solamente las botellas subieron más de 60% en lo que va del año y la uva más de 80% versus el año pasado”, dice Patricia Ortiz, Presidente de Bodegas de Argentina.”
“Claramente el contexto macroeconómico local ha cambiado versus 2018 cuando volvieron a gravarse con retenciones las exportaciones de vino. Asimismo, el contexto global está sumamente desafiante con costos logísticos que se han triplicado y mercados que traccionan menos por diversos factores. Cuando el tipo de cambio comienza a correr muy por detrás de la inflación de costos los márgenes de exportación se reducen dramáticamente. Nosotros no podemos trasladar la inflación a los precios en el exterior. Simplemente nos dejan de comprar si quedamos desfasados de precio en comparación con proveedores de otros países. “Acá estamos hablando que por mucho menos de un dólar se te cae un cliente”, agregó Francisco do Pico, Vicepresidente de la entidad.”
“Por otro lado, no debemos dejar de considerar que el vino argentino paga aranceles para ingresar a distintos mercados en todo el mundo. Estos aranceles se suman a las retenciones y le cuestan a nuestra industria más de 40 millones de dólares / año. El arancel promedio para nuestro vino es de 5% cuando contemplamos los principales mercados de destino: Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, México, Unión Europea, China, entre otros. “La cuenta neta de retenciones, reintegros a la exportación y aranceles de ingreso nos da una cuenta negativa.”, explicó Ramiro Barrios, Director de Comercio Exterior de la cámara.
“Y a la problemática de las retenciones debemos sumar el efecto negativo de las recientes medidas que dificultan el acceso al MULC para la importación de insumos y el pago de servicios en el exterior, que son esenciales para nuestras exportaciones. Adicionalmente, el actual contexto de disrupción de la cadena logística internacional ha generado dificultades en el cumplimiento de los permisos de embarque ante el BCRA lo cual, quien, por diferencias menores, traba el cobro de reintegros y recuperos de IVA, así como la gestión de Certificado de Aumento de Exportaciones. En paralelo, en Brasil se anuncian medidas para bajar 20% el arancel del vino extrazona lo cual agrega competitividad a los vinos europeos. El actual es un panorama muy adverso para nuestras exportaciones.”, concluyó Barrios.
Bodegas de Argentina considera que, dado el contexto y los resultados que está teniendo la exportación de vino embotellado, se hace imperiosa la necesidad de suspender temporalmente los derechos de exportación, con la finalidad de liberar recursos de las bodegas para reinvertir en el negocio y sostener así, la demanda en el exterior en tiempos sumamente complejos además de flexibilizar las medidas de acceso al Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) para cumplir con los compromisos con los clientes y proveedores del exterior.