Con apenas 22 años, Jannik Sinner inscribió su nombre en el cuadro de honor del Abierto de Australia. El italiano derribó una puerta de grandeza de manera salvaje, remontando dos mangas a Daniil Medvedev para sellar el mayor éxito de su carrera deportiva. En una noche para el recuerdo en Melbourne Park, el nuevo campeón compartió sus reflexiones desde el trono del Grand Slam.
“Esperaba algo diferente de Daniil”, reconoció Sinner, desbordado en el inicio del encuentro por el tenis directo de un jugador acostumbrado a ejercer de pared. “Tenía la sensación de que saldría a pista algo más agresivo, pero no a este nivel. Ha jugado muy bien durante dos sets y medio. He intentado mantenerme en el partido y aprovechar alguna oportunidad en el tercer set. Cuando ganar un juego muy importante, el partido puede cambiar y eso es lo que ha sucedido”.
El italiano, que giró un partido para el recuerdo en cinco mangas, mantuvo en todo momento la tranquilidad que le caracteriza sobre la pista. Una determinación que le hizo ver posible lo que parecía una quimera ante su adversario.
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“Intenté permanecer en la pista el mayor tiempo posible, sabiendo la cantidad de horas que él había jugado en el torneo”. No en vano, Medvedev superó las 24 horas de torneo en plena batalla ante el italiano. “Conforme avanzó el partido me fui sintiendo mejor, porque él llevaba mucho esfuerzo encima. Creo que hoy eso fue clave”.
En su primer final de Grand Slam, un escenario que devoraría la mente de cualquier aspirante, Sinner demostró una entereza reservada a los elegidos. Su capacidad para elevar el nivel en el momento límite le permitió alcanzar un trofeo que parecía alejarse de sus manos de manera irremisible.
"Siempre hay presión, pero la presión es algo bueno”, advirtió el italiano, que dejó el No. 1 mundial a poco más de 1.500 puntos de distancia, más cerca que nunca en su carrera. “Tienes que gestionarla de la manera correcta porque es un privilegio. No hay muchos jugadores que afronten este tipo de presión”.
“A mí me gusta lidiar con la presión. No sabría cómo explicarlo, pero creo que saca mi mejor nivel de tenis. Al mismo tiempo, me siento bastante relajado porque siempre trato de disfrutar sobre la pista. Siendo honesto, creo que la presión es un privilegio”.
El triunfo de Sinner en Melbourne Park es la culminación de un proceso de madurez en equipo. Guiado por los consejos de Simonne Vagnozzi y Darren Cahill, el italiano ha creado un núcleo duro capaz de exprimir su capacidad de sacrificio sobre la pista. Con un Masters 1000, la Copa Davis y su primer Grand Slam en un puñado de meses, el límite parece el cielo para el jugador de Bolzano.
Sinner levanta su primer Grand Slam en el Abierto de Australia
“El año pasado intentamos lograr mejores resultados”, reconoció Jannik. “Comenzamos muy bien en los torneos de pista cubierta. En Indian Wells y Miami alcancé una semifinal y una final. En Montecarlo me planté en las semifinales y pisé esa misma ronda en Wimbledon. Tuve muy buenos resultados. Esto me hizo creer que podía competir ante los mejores jugadores del mundo”.
“Ahora necesito procesarlo. No es sencillo vencer a jugadores como Novak en la semifinal y a Djokovic en la final. Es un gran momento para mí y para mi equipo. Por otro lado, soy consciente de que debo mejorar si quiero tener la opción de volver a levantar otro gran trofeo”.
Por encima de su condición de campeón, Sinner se convirtió este viernes en pionero. Ningún otro jugador italiano había logrado levantar la copa del Abierto de Australia en toda la historia del tenis, una realidad celebrada en su país como un hito inmenso.
“Significa mucho para mí, quizá sea lo más importante por el apoyo que me han dado en todos estos años”, indicó el azzurro. “Es increíble poder hacerles felices hoy. Siento que me han impulsado a creer en mí mismo. Es fantástico haber tenido su confianza”.
En Melbourne, Sinner levantó su primera copa de Grand Slam. Y podríamos estar simplemente al inicio de un histórico relato.