En apenas dos semanas, Lionel Messi festejará su cumpleaños 37. La misma edad tendrán Nicolás Otamendi y Ángel Di María a poco del inicio del año próximo, aunque "Fideo" viene avisando -tras la consagración en Qatar- que esta Copa América que se viene será su "last dance".
No se trata solamente de una cuestión de rango etario, sino de referentes dentro y fuera de la cancha. El tiempo pasa, irremediablemente. Lo saben Leo, Angelito y Ota., pero también sus compañeros y el cuerpo técnico. Es natural que así sea. El mito viviente es, apenas, una construcción del inconsciente y que se asemeja a lo ficcional. El deportista de alta competencia conoce mejor que nadie cuando el límite se acerca en modo inexorable.
Cuando se le recriminaba a Lionel Scaloni porque se disputaban amistosos en la doble fecha FIFA frente a adversarios de rango menor, hubiese sido válido interpretar el verdadero motivo.
El entrenador, apenas llegado a Miami, tranquilizó a todos, sobre todo a "Chiqui" Tapia, cuando comunicó que seguiría al frente del seleccionado nacional, lo que desembocó en la presunción de que continuará hasta la Copa del Mundo 2026, al menos. "Lo de noviembre ya pasó", dijo escuetamente, confirmando que sus cuestionamientos internos lo habían llevado a preguntarse si valía la pena seguir o, por el contrario, cerrar el vínculo y no contaminar la gloria acumulada.
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Es congruente suponer que en todo 2023, luego de los amistosos de festejo por la tercera estrella, el cuerpo técnico de la Selección se enfocó quizás tanto en el futuro cercano como en el primer compromiso que llega en un par de semanas: la defensa del título continental tras el "Maracanazo" en 2021.
El que ahora, frente a los ecuatorianos, Giovani Lo Celso haya sido titular y que se haya complementado Julián Álvarez con él en esa doble función, junto a Lautaro Martínez barriendo como punta y arrastrando marcas hacia los costados, es una variante táctica que necesitaba probarse contra un rival sensiblemente superior a varios de los que la albiceleste venía teniendo.
Esto le permite a Scaloni y su cuerpo de análisis sacar conclusiones de cómo afrontar un juego sin que Messi esté en cancha, por ejemplo.
Igual sucede con un jugador que tácticamente le sirve al DT como lo es Nicolás González, quien es uno de los pocos aptos para cumplir las funciones que Di María sigue ofreciendo en modo magistral, sin que puedan compararse las prestaciones de uno u otro. Pero, si no es Nico, ¿quién puede hacer la banda ida y vuelta como el hoy en Benfica?
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Un caso semejante es en zona defensiva: la dupla Romero-Otamendi tienen tan alto nivel de complementariedad que tampoco necesita ajustes, pero era necesario probarlo a Lisandro Martínez como titular para que también evaluar sus pro y contras en este momento, y así se hizo.
Por caso, Dorival Junior aplicó el mismo criterio en el duelo reciente ante México, poniendo en cancha una formación alternativa porque sabe que en la verde amarela hay al menos un cincuenta por ciento de integrantes actuales que ya tienen fecha de vencimiento.
Argentina dejó la vara muy alta desde 2021 hasta la actualidad y la sensación de triunfalismo que sigue creciendo es un síntoma propio de lo que se suele denominar "la argentinidad al palo".
La Scaloneta está en un proceso de reinvención interna, ensayando y corriendo los límites hacia delante tal como lo demanda su historia.
Parafraseando al científico francés Antoine Lavoisier, la frase guía es: "nada se pierde, todo se transforma"..