Ya vuela sin retorno, cósmico cual su naturaleza.
Y lo hace libre de presiones, controles y oportunismos acechantes.
Dio todo.
Sin término medio ni red de contención.
Y no traicionó su conciencia de clase.
No les dio el gusto a quienes quisieron que rechazara sus valores de origen.
Se burló de los convencionalismos sociales y se sintió incómodo ante las pretensiones de domesticarlo.
Fue fiel a sus principios.
Fue feliz por sostener la lealtad a sus raíces.
Nunca quiso ser ejemplo de nada ni de nadie.
No engañó ni traicionó.
Se contradijo a si mismo como cualquier mortal en la tierra.
Dio pelea contra el enemigo silencioso que llevaba en su interior - no siempre le ganó y se dio cuenta -.
En las situaciones límite redobló el compromiso por superarlas.
El espíritu guerrero fue su verdadero documento de identidad.
Vuela, barrilete.
Allí donde vayas será tu decisión.
Allí donde te encuentres estarás en paz.
Por fin y para siempre...en paz.