Sumar el acompañamiento psicológico al entrenamiento es un plus para el rendimiento, el manejo de la ansiedad, para planificar con claridad, y sobre todo para disfrutar.
Si no disfrutamos de algo a lo que dedicamos tanto tiempo y esfuerzo ¿cómo se sostiene? ¿para qué lo hacemos?
Es nuestra mente de donde puede venir el mayor empuje a la hora de perseguir un objetivo, como así también a la hora de boicotearlo.
Por eso, prestarle atención a nuestra psicología en la actividad deportiva es tan importante como entrenar el físico, la técnica o la táctica.
Cada vez somos más conscientes de la importancia de nuestra salud mental, y si bien esta afirmación puede ser aplicada a cada ámbito de la vida, en el deporte se hace patente todo el tiempo.
Vemos que deportistas olímpicos priorizan este cuidado, y que estrellas como Dibu Martinez hablan en la tele de su acompañamiento psicológico.
Sin embargo, la psicología deportiva no es solo para deportistas de élite, ya que cualquier persona que realiza deporte vive situaciones de tensión, ansiedad y frustración.
Toda persona que practica una disciplina sabe bien que plantearse objetivos y ejecutarlos no es tan sencillo como parece.
Por otro lado, en el caso de deportes de equipo, se suma trabajar su grupalidad; su anudamiento.
Es bien sabido que un grupo unido puede tener logros muy superiores a aquel que es un rejunte de personas.
Una jugada, en cualquier deporte, implica que, mientras hay presiones externas e internas, se tome una decisión en instantes.
Esto pone en marcha múltiples funciones: hay que percibir de forma adecuada, con conciencia, analizar por medio de nuestro juicio crítico y ejecutar esa decisión en una fracción de segundo.
Todo esto mientras hay gritos e indicaciones afuera y desde adentro hablamos con nosotros mismos, a veces de forma muy negativa: “no voy a poder”, “me va a salir mal”.
Se genera por esta característica del deporte la fantasía de que todo se resuelve en esa jugada o con esa decisión; cuando, en realidad, para poder resolver esa situación se ha transitado un camino de miles de horas de entrenamientos, mucho trabajo y dedicación.
Quizás esta fantasía y el hecho de que en muchas ocasiones el deporte rememora el juego de la infancia, son algunos de los motivos por los que tanto seduce la práctica deportiva.
Recordemos cómo es jugar siendo niño: todo deja de existir excepto ese juego, ya que nos olvidamos y abstraemos de todo…
¿De ahí su poder convocante?
Tener un espacio para poder procesar todo lo que pasa en el terreno deportivo es clave para el rendimiento y, también, para poder encontrar disfrute en las prácticas que tantas veces están tan teñidas por el exitismo o por el resultado que imposibilitan el placer de aquel juego que convocó en un primer momento.
La psicología deportiva es primero psicología y, luego, deportiva.
Es decir, que siempre se prioriza lo que pasa a la persona luego la práctica del deporte.
No se puede tratar al deportista sin tratar a la persona.
Por Ana Laura Roitman - Psicóloga deportiva