El Acto Central se desarrollará en el Teatro Griego Frank Romero Day, los días 4, 5 y 6 de marzo del año próximo.
Al respecto, la Ministra de Cultura y Turismo, Nora Vicario, comentó: “Hemos recibido por parte del jurado la decisión del equipo que desarrollará la Fiesta Nacional de la Vendimia 2023. Se trata de Juglares de Vendimia, un canto a la Naturaleza, que será desarrollada por un staff compuesto por grandes profesionales de Mendoza. Además de los artistas con gran experiencia y trayectoria, este grupo cuenta con una gran solvencia técnica, lo que nos permitirá estar a la altura de una de las fiestas más importantes del mundo. La Vendimia es nuestra ventana al resto del planeta y estamos seguros de que tendremos una gran fiesta.”
“Quiero agradecer el trabajo del jurado, compuesto por destacados profesionales de diferentes áreas y del Comité técnico, que tuvo la enorme tarea de evaluar la propuesta”, finalizó la funcionaria.
El jurado
Quienes tuvieron la responsabilidad de elegir al equipo que desarrollará la Fiesta Nacional de la Vendimia 2023 son, por el Ministerio de Cultura y Turismo, Alejandro Iván Martínez; Área Técnica del Ministerio de Cultura y Turismo, Maximiliano Cortez; Historia y Antropología del Ministerio de Cultura y Turismo, Marisel Verducci; por la Subsecretaría de Infraestructura del Ministerio de Planificación e Infraestructura Pública, María Eugenia Lana; en representación de los directores de Cultura de los departamentos, Gabriela Torino.
Se sumaron, por la U.N.CUYO Facultad de Artes y Diseño, Patricia De la Torre; Argentores, Ana Alba Iris Fajardo; CO.RE.NA.VE y CO.VI.NA.VE, Estela San Sebastián; en representación de los ex directores de Vendimia, Walter Neira; Hacedora Cultural, propuesta por Foro, Sara Rosales; Acequia TV, Norberto Ariel Blasco; por el área de Danza: Soñarte, Hugo Luna; UCO-HUÉ, Abel Damián Sáez; por el área de Música: M.I.M.M., Cristian Rojas Vergara; Asociación Músicos de Cuyo, Carmen Lucrecia Cervantes y la Asociación Argentina de Actores, Fabián Castellani.
Juglares de Vendimia. Un canto a la naturaleza
Los azules nocturnos se abren en los violetas y sus cromas, bajo las estrellas y sus constelaciones, en un teatro griego, que abraza en círculo siendo testigo de la imponente arquitectura que comienza a despertarse, en los sonidos y melodías que rezan los cantos de un coro, que se presenta, dibujando en colores, la identidad de voces, que anuncia, en reclamos y verdades, la esencia del fruto y su cosecha, la sangre bendita de nuestra tierra.
Ellos, los protagonistas de esta historia, en la vivencia realista de “Los Juglares”. Comienzan a desprender sus esencias, de una comunidad mayor de coristas, ataviados en sus trajes, que evidencian los encantos y valores, seduciendo a los espectadores con su histrionismo, para lograr ser identificados en sus propósitos y misiones. Así se despliega, El Juglar de la Historia, comediante romántico de la cronología de los hechos; La Juglar de la Montaña, valiente y altiva, con sus cóndores en guardia; El Juglar de los Viñedos, intrépido y vigoroso; La Juglar de la Bodega, bella encantadora y risueña; La Juglar de la fe, alquimista sagrada de las creencias y El Juglar de Los Terruños, seguro, fuerte y decidido. Todos responsables de la gran celebración que hoy los convoca, el nacimiento de un Nuevo Vino.
Todos, a modo de Coro Griego, transitarán por las vicisitudes que se presentarán, interpretando, con su canto y palabra, los sentires de la madre Tierra: La Naturaleza y su hija, La Vendimia.
Es hora de probar el nuevo vino, el elixir de los dioses se hace presente. De repente, como suceden los infortunios, Los Juglares descubren que el sabor es distinto. La dulzura y composición delatan una transformación inesperada, que no responde al buen agrado de sus paladares. Asombrados y afligidos, comienzan a cuestionarse el porqué de este cometido, sin comprender lo sucedido. Y en ese instante, la voz omnisciente de ella, La Hija, la otra protagonista: La Vendimia, se alza con su voz dolida e interroga con su angustia, qué ha acontecido, qué despierta tanta incertidumbre y vacío.
Atenta a las respuestas temerosas de sus juglares, les advierte, que pronto acudirá su madre, La Naturaleza, a esta celebración y será deber darle las explicaciones necesarias, para justificar este inconveniente.
De esta manera, La Madre Naturaleza se presenta, su descontento se refleja en sus mapas, en su malestar y enojo, por los descuidos de los humanos hacia el Planeta; advertirá que no cesará en este enfado, hasta tanto, no se cambien y modifiquen las conductas de aquellos que han arremetido contra las leyes naturales del Universo. Su preocupación por cada suceso irresponsable de sus hijos, que han lastimado sus campos y sus ríos, su fauna y su flora, sus esquemas y sus climas ha tomado las formas de la ira, en fuegos y contingencias, que solo puede expresar en alteraciones de sus ciclos vitales y evolutivos. La confrontación ante tanto descuido responde a las faltas, esas que siempre son abismos, para quien materna y guía.
Entonces, su hija, La Vendimia, acusando recibo de este mensaje, decide pedirle, frente a la necesidad de ser oída, poder demostrarle el valor de su sagrada presencia, y su importancia en el transcurso de su crecimiento, clamando en las lecciones de esta madre, un aprendizaje certero. Así, intercede junto a Los Juglares, para iniciar un viaje a los principios de la existencia, donde los orígenes develarán en el instante cero, donde se acunan las memorias, donde resurge la magnanimidad de su creación infinita como Madre, solicitando así, una oportunidad.
Y es en la aceptación de la madre que emprenderán un recorrido y cada Juglar, con sus virtudes, presentará cada acontecimiento, donde la ciencia podrá ser observada por la Natura, gracias al Juglar de la Viñedos, quien demuestra su participación en la maduración que necesita alcanzar cada racimo, en sus grados óptimos para ser cosechados y como, pese a estas circunstancias, debe aprobarse la cosecha, fase determinante de su hija, La Vendimia, aún dadas las inclemencias de una ecología adormecida.
Al presenciar esto, La Naturaleza decide dirigirse hacia donde nace el tesoro más preciado de esta Mendoza, El Agua y para ello será recibida en los Andes, por La Trovadora de las Montañas, custodia de las cumbres, junto a sus cóndores, quienes abrazan las nieves; para el nacimiento de cada cuenca cristalina.
A continuación de ese encuentro fundamental, El Juglar de la Historia se hará presente.
Atolondrado por la cronología que lo persigue, invitará a La Naturaleza a retroceder en los tiempos y allí podrá observar al General San Martín, una tarde mendocina, en su casa, demostrando las cualidades y admiración que le tiene al vino de nuestra provincia.
Posteriormente serán testigos del encuentro sublime entre el General y La Patrona de los Viñedos, culminado en una liturgia de fe y esperanza, sostenidas desde la contemplación y fortaleza, las creencias, los sueños y sacrificios, los héroes y santos y el Amor, aunados en resiliencia y coraje, para proteger y acompañar la evolución de La
Vendimia.
De esta forma, sucesiones de eventos desencadenan conflictos, que interpelan a la Madre Naturaleza, cuando interviene seguidamente La Juglar de la Bodega, que, en el devenir de esta historia, donde el diálogo entre los protagonistas, La Vendimia y La Madre Naturaleza, nos aproximamos al final. Es en este cuadro donde se presentan las variedades de nuestro vino y su presentación al mundo, donde el argumento refleja como Mendoza es la provincia más limpia del país.
Y al sortear las dificultades, para gestar una nueva consciencia y congruencia, se posibilita un nuevo comienzo.
De la voz y el canto de cada protagonista se sucede la reflexión poderosa, como lección y aprendizaje. Cada uno de los pasajes de este viaje ha sido transformación absoluta de los cuestionamientos. La curva de cada personaje, sostenida desde sus propósitos centrales, formando un núcleo potente, para invitarnos a recrear desde nuestras adversidades, un nuevo renacimiento, donde el Universo se despliega con su verdad y estructura, para albergar en nuestro sentir la creencia absoluta de ser amorosos y compasivos, desde la conquista de ideales y valores, aceptando los cambios, siendo movimiento constante, semillas fértiles narración viva.
Esta crónica es una loa a la Naturaleza, la visión constructiva y ecológica del cuidado de nuestras fuentes naturales, del respeto a las leyes universales que rigen toda nuestra creación, en cada una de sus dimensiones, siendo la Vendimia, una ofrenda vital para esta Mendoza renaciente en proyección y evolución, haciendo consciente nuestro compromiso, lealtad y protección, a nuestra Tierra natal, a cada uno de quienes conformamos este oasis, siendo jardines, mensajeros y custodios, eslabones todos, de una Humanidad armónica, saludable, y vital.