Las personas, por el solo hecho de ser personas, estamos inmersas en el lenguaje. Pero el lenguaje no siempre es efectivamente una comunicación. En el deporte también nos hacemos esta pregunta, por eso es muy importante poder revisar de qué manera hablamos y nos hablan en nuestro equipo deportivo.
Ya es universalmente conocido la idea de que hay un emisor, un receptor, un mensaje y un medio, por lo que la idea de este artículo es ir un poco más allá y poder pensar algunas preguntas cuyas respuestas puedan ayudarnos a mejorar la comunicación entre nuestro equipo, con el cuerpo técnico, los árbitros, las familias…
1. Empezaremos por decir que cuando uno habla lo hace en general, por algún motivo, es decir, que aquello que voy a decir tiene una función y es importante pensarla. Hay una hermosa frase de Quino que lo ilustra muy bien: “No es necesario decir todo lo que se piensa, pero si pensar todo lo que se dice” Aquí la pregunta principal sería: ¿para qué voy a decir esto?
Aquí se juega también poder discernir las emociones que rodean a este decir, poder dar cuenta de mis afectos le darán cierta tonalidad a esa comunicación, entonces otra pregunta puede ser ¿Es pertinente decir esto ahora, que estoy enojado/molesto/feliz?
2. Si he decidido continuar seguramente el paso que sigue es armar mi mensaje, es decir poder convertir esta idea en un mensaje que el otro entienda, a partir de un código que compartimos. Acá tengo en cuenta a quién le hablo: ¿es mi entrenador y puedo usar una palabra técnica o es a mi hermano y entonces necesito elegir un sinónimo que la reemplace?
3. Al transmitir este mensaje también elijo un medio, un canal de comunicación. Hoy por hoy tenemos una gran variedad de formas de hacerle llegar al otro nuestras ideas, y parte de mejorar la comunicación es poder elegir aquel canal que logre mejor el objetivo. Y una mención aparte requeriría el estudio de todas las nuevas tecnologías existentes que nos habilitan la comunicación.
4. El mensaje llega al otro, ahora este otro debe leerlo e interpretarlo. Nuevamente se ponen de relieve las emociones, desde qué lugar el otro lee lo que lee, las circunstancias, y todas las interacciones previas, ya que seguramente este mensaje viene de una historia. Si yo digo pasame la rodillera, doy por sentado que el otro sabe qué es, dónde está, para qué la pido, es decir, hay una historia previa. Todo esto que hemos descrito sucede en tan solo segundos, son mecanismos que existen de forma tan automáticos en nuestras vidas, que no dimensionamos todo lo que se pone a trabajar en el hecho de hablar con un otro.
5. Es una fantasía creer que porque yo digo algo, el otro me entiende. Es muy importante poder chequear si se ha comprendido, es decir, si mi comunicación ha sido efectiva. Lo que muchas veces se llama feedback. Un ejemplo que toda persona del mundo del deporte podrá ubicar es la de un/a profe que da una indicación y el/la deportista hace otra cosa y se escucha al profe decir “No se para que le digo las cosas si hacen lo que quiere”.
Puede parecer que estas preguntas son demasiadas pero una vez que se van practicando, se vuelven más sencillas y empiezan aparecer “solas” en esta otra comunicación de la que nos ocuparemos en otro articulo, que es aquella conversación que se tiene con uno mismo. La comunicación es parte imprescindible de las relaciones humanas y de las deportivas, revisarlas es necesario para mejorar nuestros vínculos y también nuestras performance deportivas. No imaginamos no revisar cómo va nuestro entrenamiento físico, entonces ¿por qué dejamos de lado revisar nuestra manera de comunicarnos, parte del entrenamiento psicológico?
Ana Laura Roitman
Psicoanálisis y Deporte
Mat 3589
Edición periodística: Fabián Galdi