El domingo, Lucila Villar dejó la casa de Gran Hermano con el 65,38 % de los votos en contra. El público que sigue apasionadamente el juego, no le perdonó su alianza con el grupo de Los Monitos, su enojo con Walter y sus actitudes de desprecio para con Agustín y Marcos. Su juego, quedó claro, cayó pésimo afuera.
Pero para la Tora, no hubo tantos errores en su forma de actuar dentro de la casa y lo dejó en claro durante el debate de este lunes. "Yo estoy tranquila, pero con ganas de revancha", remarcó y sumó: "Creo que la gente me sacó por mi honestidad, mis formas tan chocantes y por defender algunas posturas de manera firme. Yo siento que eso molestó".
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Sin embargo, lejos de hacer un mea culpa, se mostró orgullosa de haberse mantenido fiel a sus convicciones. "Prefiero estas formas, el ir al choque antes que caretearla y repartir besitos".
La Tora tampoco se sorprendió al ver quiénes la habían nominado: "Cuando se fue Mora, escuché que desde afuera gritaban que yo sería la próxima y me imaginé que vendrían por mí. Yo entré a divertirse y me junté con un grupo de cuatro o cinco personas con las que íbamos a la par. Los del otro grupo son todos tibios, no tienen carácter. Yo hacía más espejo con los monitos”, explicó Villar.
Por último, remarcó que su temperamento es algo que la llena de orgullo y que no siente que la casa o el encierro le hayan jugado en contra. “No siento que la casa me haya ganado porque siempre tuve en claro que esto era un juego".