Natalia Oreiro habló por primera vez de la misofonía, una extraña patología que padece desde muy chica y que, lamentablemente, no tiene cura. A pesar de esto, trata de llevar la vida con la mayor naturalidad posible y, para el público en general, es algo imperceptible.
“Un tema que tengo con ciertos ruidos que generan las personas y me causan ansiedad. Desde chica me hace sentir muy vulnerable. Cuando las personas descargan ansiedad con algún movimiento a repetición, las personas con misofonía absorbemos esa ansiedad”, explicó.
“No tiene cura, es neurológica, de las llamadas ‘enfermedades raras’”, agregó en diálogo con Hola.
Qué es la misofonía
Ruidos como el de la explosión de un globo de chicle, el goteo del agua, la masticación de alimentos o sonidos repetitivos como golpear un lápiz en la mesa o los tacos del zapato en el piso generan severos cambios en la actitud de las personas que padecen la misofonía.
“Este cuadro hace que a los pacientes les resulte muy difícil tolerar determinados sonidos del día y su reacción es exagerada porque les puede generar enojo, rabia, pánico o estrés y no pueden explicar la razón”, comentó a La nación Alejandro Andersson, director del Instituto de Neurología de Buenos Aires (INBA).