Luego de los problemas “de base” que dejó Daniel Orozco tras su partida como intendente de Las Heras, Francisco Lo Presti asegura haberse encontrado con un panorama más que complicado a la hora de hacerse cargo del Ejecutivo comunal.
Sin embargo, con el paso de los meses nada parece cambiar. Todo sigue igual en el municipio que limita con la capital mendocina. O acaso peor.
No se trata sólo de una supuesta falta de transparencia en los actos públicos de Gobierno o de los negociados de algún funcionario infiel que aún podrían persistir en algunas direcciones de la comuna.
Lo mundano también muestra la podredumbre. Y así lo hacen saber los vecinos de Las Heras. No hay respuesta a casi ningún reclamo hecho a la municipalidad, sea este relacionado con la recolección de residuos, o con la rotura de alguna calle. La desidia está a la vista.
Basta atravesar el zanjón de Los Ciruelos en busca de, por ejemplo, la Reserva de Villavicencio, allí nos encontraremos con una realidad que poco tiene que ver con el imaginario de quienes llegaron a esa comarca en busca de paseos y recreación.
Lo cierto es que Las Heras, con el paso de los gobiernos y gestiones de todo signo partidario, no soluciona problemas básicos e incomprensibles por el resto de sus coprovincianos.
Pero hagamos un poco de historia: Allá por el mes de febrero de 2015, en la intersección de San Martín y el mencionado zanjón, se levantaba prometedor un gigante y auspicioso cartel de obra que anunciaba que pronto, no más allá 180 días, esa muy utilizada arteria sería refaccionada y modernizada, junto a sus veredas y acequias. Serían 15 cuadras desde el comienzo hasta la calle Vieytes.
Aquel febrero de inicio, se corrió hasta principios de abril. Luego, los seis meses prometidos y asegurados de tiempo de pozos y destrucción de calles, por esas cosas inexplicables de la existencia humana se transformaron a dos años y cinco meses de desesperante e insoportable espera.
Fue entonces cuando en un recordado octubre de 2018 se inauguraba la esperada remodelación, con corte de cinta incluido, presencia de medios y todo el aparato político de turno. Atrás quedaban apurones de último momento, quiebra de negocios y mal humor reinante en todos los vecinos de la zona.
Hace unos meses, en tiempos de elecciones, nuevamente la clase política gobernante mostró sus falencias, sobre todo en lo referente a control de gestión y defensa de los intereses de sus habitantes.
Un botón de muestra: a pocos años de su reapertura, la avenida San Martín presenta deterioros, desniveles y pozos alarmantes. Por lo visto este moderno sistema de lajas o tejas no resiste mucho tiempo.
Tampoco la empresa adjudicataria protegió las acequias con rejas o mallas, lo que debería prevenir accidentes y lo que es peor, tampoco se completó la construcción de veredas.
Pasan los años, las gestiones, los funcionarios. Pero lo que no aparece es la justicia social, esa que supera a la justicia de los juzgados y fiscalías. Esa que hace oír sus reclamos para lograr mejor calidad de vida de todos.
No es casual que una propiedad en Las Heras cueste en su valor de venta o alquiler entre un 25 y un 30 % menos que en Ciudad o Godoy Cruz.
Indudablemente y lamentablemente, algo no está bien en la Tierra en la que José de San Martín soñó la libertad de América.