Alberto Fernández voló a San Pablo para encontrarse con Lula da Silva, que anoche derrotó en elecciones transparentes a Jair Bolsonaro. El jefe de Estado y el presidente electo de Brasil son amigos personales y la reunión entre ambos servirá para celebrar el triunfo ante Bolsonaro y relanzar una relación bilateral que sufrió muchísimo en los últimos cuatro años.
Junto a Alberto Fernández viajaron Santiago Cafiero (canciller), Julio Vitobello (secretario General de la Presidencia), Vilma Ibarra ( secretaria Legal y Técnica), la portavoz Gabriela Cerrutti y los diputados Eduardo Valdez y Carlos Heller. El vuelo oficial partió de la zona militar de Aeroparque y llegará a San Pablo cerca del mediodía.
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Lula recibirá al jefe de Estado en su bunker del hotel y almorzarán con la comitiva oficial y los principales asesores del futuro presidente del Brasil. Después tienen previsto una reunión a solas para iniciar una nueva etapa en la política exterior entre Argentina y Brasil.
Alberto Fernández y Bolsonaro se odian mutuamente e hicieron muy poco para preservar las relaciones diplomáticas entre Argentina y Brasil. El Presidente tiene una posición activa respecto al Mercosur, el Cambio Climático y la defensa de la igualdad de genero, mientras que el mandatario derrotado ayer se encontraba en las antípodas ideológicas.
En cambio, el jefe de Estado y Lula exhiben una relación personal que lleva no menos de 20 años. Alberto Fernández reclamó por la libertad del presidente electo de Brasil y hasta lo visitó en su lugar de detención cuando era un paria político y soñaba en soledad su regreso al Palacio de la Alvorada.
Alberto Fernández piensa pasar toda la jornada en San Pablo y canceló todas sus actividades oficiales en la Argentina, incluso la toma de juramento de Santiago Maggiotti, que recién asumirá mañana como ministro de Habitat en reemplazo de Jorge Ferraresi.
Aunque el viaje estará centrado en el triunfo del Partido de los Trabajadores, Alberto Fernández y Lula da Silva tienen que resolver un asunto multilateral que implica directamente a los dos países: la designación del futuro titular del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El jefe de Estado desea que Argentina ocupe ese puesto estratégico en Washington, mientras que Bolsonaro designó como candidato a Ilan Goldfajn, actual director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El tiempo corre en contra -la elección es hacia fines de noviembre- y es una encrucijada para la relación geopolítica que intentan construir Alberto Fernández y Lula, que recién asume el primero de enero de 2023.