Un ciudadano ruso, sobre quien pesaba una alerta naranja emitida por Interpol, solicitó ser aceptado como refugiado político y su situación quedó en manos de la Comisión Nacional para los Refugiados (Conare), pese a que la Justicia federal había rechazado su permanencia en el país.
Se trata de Valentin Kazantsev, quien arribó el viernes pasado al país en un vuelo de Ethiopian Airlines.
Al realizar los trámites migratorios, las autoridades aeroportuarias advirtieron que pesaba sobre Kazantsev una alerta naranja de Interpol, emitidas "para alertar acerca de un acontecimiento, una persona, un objeto o un procedimiento que supongan un peligro grave e inminente para la seguridad pública".
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Sin embargo, antes de que pudiera ser nuevamente embarcado -procedimiento aplicado a quienes se les rechaza el ingreso a la Argentina-, el hombre dijo descompensarse y mientras era atendido una abogada presentó un recurso de habeas corpus en su favor.
Sin embargo, el juez federal Luis Armella, subrogante del juzgado federal 2 de Lomas de Zamora que interviene en el aeropuerto de Ezeiza, dispuso que el ciudadano ruso debía abandonar el país de manera inmediata y le ordenó a la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) que lo subiera a un avión de regreso a Moscú.
Poco después, la abogada patrocinante de Kazantsev pidió formalmente ante la Conare que fuera aceptado en la Argentina como refugiado político, una situación que deberá ser resuelta por el organismo, integrado por representantes de los ministerios de Interior, Desarrollo Social, Justicia, la Cancillería y el Inadi, en un proceso que puede ser extenso porque el hombre debe demostrar que su vida corre riesgo en su país de origen.