Yo soy rosarino, soy judío, soy de Central, soy periodista y productor”, dijo alguna vez Gerardo Rozín a modo de presentación y dejando en claro que nunca perdió su vínculo con la ciudad en la que nació. En Rosario pasó su infancia, adolescencia y juventud, compartiendo momentos y formándose con otros dos ilustres de la cuna de la bandera: Osvaldo Bazán y Roberto Fontanarrosa
Mientras se esperan noticias de su delicado estado, se multiplican los mensajes de apoyo hacia el conductor televisivo, sobresaliendo entre ellos precisamente el del intendente de Rosario, Pablo Javkin “Es un dolor muy grande”, dijo el mandatario que lo conoce desde chico, y con quien se encuentra a menudo.
“Cuando digo ‘soy rosarino’, digo nací en el lugar que más me gusta de todo el mundo, y viajo inevitablemente a la calle 9 de Julio 1669, séptimo piso, a la casa de mi infancia”, había declarado Rozín el año pasado, en su participación en el ciclo “Cómo llegué Hasta Aquí”.
El conductor nació en el Hospital Británico de Rosario, a pocas cuadras del departamento de clase media en el que se crió. Hizo la primaria en el colegio Mariano Moreno, y con aquellos compañeros todavía se encuentra cada tanto. Hijo de padres separados, se crió con su mamá, a la que dijo haber visto trabajar de todo para que no les faltara nada.
Siempre fue muy lector, era fanático de la revista Humor desde los 12 años, le gustaba la política y las maestras le decían que escribía bien. Cuando comenzó el secundario en la Escuela Superior de Comercio, y en primer año junto a dos compañeros hicieron una investigación que terminó con una lista de desaparecidos que se terminó aportando a la comisión que luego escribió el Nunca Más.
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Si bien dijo haber aprendido mucho de Gustavo Yankelevich, Nicolás Repetto, Raúl Becerra, Daniel Hadad y Juan Carlos Mareco (a quien nunca conoció personalmente), siempre reconoció el peso que tuvieron dos rosarinos, como Osvaldo Bazán y Roberto Fontanarrosa en su carrera.
- El primero le enseñó a hacer textos de publicidad con los que ganó sus primeros sueldos. Con el segundo compartió grandes momentos en el mítico bar El Cairo de Rosario.
- Tuve esa suerte, compartí esos ámbitos”, contó.