

El enoturismo argentino atraviesa una etapa desafiante, con una notable reducción de visitantes del exterior. Factores como la volatilidad del tipo de cambio y el impacto de la inflación han encarecido los servicios turísticos, provocando un descenso en la llegada de viajeros, especialmente de mercados clave como Brasil, Estados Unidos y Europa, que históricamente lideraban las visitas.


La abrupta caída en la llegada de turistas extranjeros, que en algunos casos alcanza el 45%, obliga a las bodegas a redefinir su propuesta. Ajustes en precios, promociones especiales y una renovada apuesta por el público local emergen como claves para mantener activo el sector vitivinícola.
Actualmente, Argentina cuenta con 486 bodegas que ofrecen experiencias enoturísticas, con Mendoza concentrando casi la mitad de ellas. En la última década, la oferta creció un 144%, abarcando desde degustaciones hasta exclusivas propuestas de hospedaje. Sin embargo, el contexto económico actual exige nuevas estrategias para sostener la actividad sin afectar la calidad del servicio.
Ajustes de precios y tácticas para atraer visitantes
Ante este escenario, muchas bodegas han optado por modificar sus tarifas en dólares y lanzar promociones para captar nuevamente a los turistas. Algunas implementaron descuentos del 20% al 30% para el público argentino, así como propuestas 3x2 o 4x3 tanto para visitantes nacionales como extranjeros.
Los valores de las experiencias varían según el tipo de actividad. Alojarse en una bodega puede costar desde 90 hasta más de 1.800 dólares en establecimientos de alta gama. En cuanto a gastronomía, los menús parten desde los 50 dólares por persona, alcanzando los 180 dólares en opciones premium con maridaje de vinos.
En respuesta a la baja en el turismo internacional, varias bodegas han reforzado su enfoque en el viajero local, un segmento clave para la estabilidad del sector. En San Rafael, por ejemplo, donde el 99% del público es argentino, la disminución de visitantes ha sido más moderada, registrando solo un 10% menos en comparación con 2024.
Un futuro en transformación
La industria vitivinícola enfrenta el reto de mantener el equilibrio entre rentabilidad y accesibilidad, sin afectar la experiencia del visitante. Para lograrlo, algunas bodegas han decidido mantener estables los precios de sus vinos en gamas medias y económicas, resignando márgenes de ganancia en favor de la demanda.
Si bien la recuperación del turismo extranjero llevará tiempo, la atención en el viajero argentino se perfila como una estrategia viable para sostener el enoturismo. La clave radica en ajustar la oferta sin perder calidad, generando nuevas experiencias que motiven la llegada de visitantes y aseguren la continuidad del sector.