El libro "Güemes" escrito por Felipe Pigna, y editado por Editorial Planeta, expone la apasionante vida del Héroe Gaucho, mediante una exhaustiva indagación llevada a cabo por el reconocido escritor e historiador.
Nuevamente visitó los estudios de Radio Jornada y habló sobre su nuevo libro que será presentando en el ciclo "Invierno Planeta en Mendoza". La vida de Güemes fue truncada prematuramente. El 17 de junio de 1821, fue emboscado y herido en una emboscada en la Quebrada de la Horqueta, y tuvo diez días después, el 17 de junio de 1821, a los 36 años de edad. Su muerte dejó un legado de valentía y liderazgo en la historia de Argentina, siendo considerado uno de los héroes nacionales más importantes.
Felipe Pigna en diálogo con Luis Abrego subrayó que además "Güemes estaba muy formado intelectualmente. Su correspondencia mostraba grandes giros idiomáticos. No le mandaban armas ni recursos porque temían que fuera un nuevo Artigas", confesó el historiador.
Además agregó que "Creó el fuero gaucho, que los protegió. También trabajó mucho a la educación. Y se oponía a la guerra civil".
Sobre el libro "Los Güemes"
En la lucha durante las Invasiones Inglesas protagonizó la increíble hazaña de tomar un buque a caballo. Adhirió de inmediato a los ideales de la Revolución de Mayo. Para defender y liberar a su patria, armó en Salta una estructura militar con gauchos a los que llamó 'Los Infernales'.
A fuerza de coraje, y de poner el pecho a las balas, se convirtió en el líder de la guerra montonera y resistió victoriosamente nueve invasiones realistas. Fue 'es' Martín Miguel de Güemes, héroe entre héroes, compañero y confidente de Manuel Belgrano, amigo y aliado clave de José de San Martín en sus campañas libertadoras. Pero su batalla no fue sólo contra los de afuera. Tierra adentro les dio pelea como pocos a los enemigos de siempre.
A la oligarquía salteña que veía con recelo y temor el empoderamiento de esos hombres y mujeres humildes a los que Güemes les dio voz y dignidad. A un gobierno central que desde Buenos Aires estaba más preocupado por acotar el poder del caudillo que por hacerles frente a los invasores.
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