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Rus y Costarelli coinciden que valió la pena para Mendoza “apoyar a Teresa Day”

10/07/2020 08:47
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El nombramiento de la nueva ministra de la Corte y su accionar frente a la sentencia de Micaela Tati ponen fin al ultragarantismo.

A seis años de asesinato de Micaela Tati, la niña que fue baleada en el barrio “La Gloria”, la Suprema Corte de Justicia, con la intervención de la Dra. María Teresa Day, elevó a 26 años de cárcel la pena para el autor del crimen. Anteriormente, con los votos de los jueces Omar Palermo y Mario Adaro, dicha pena se había reducido a sólo ocho años. Teniendo en cuenta esta reciente resolución y llevando a la  reflexión el cuestionamiento de ¿cuál es la justicia que queremos?, los senadores radicales Diego Costarelli y Mercedes Rus consideran, que con la nueva integrante de la Corte, se está poniendo fin al ultragarantismo en la Justicia provincial.

“Si les preguntáramos a los argentinos, qué opinión les merece la justicia del país, una gran mayoría diría que no confía plenamente en ella. Buena parte de ese descrédito tiene que ver, con que el sistema penal se suele inmiscuir: el garantismo, una corriente del Derecho que termina generando un comportamiento del Poder Judicial muy alejado de la verdadera necesidad social de justicia”, comienza explicando Costarelli, quien además considera que “este grupo, que ha penetrado de una u otra manera, en casi todos los sectores que se digan progresistas, ha generado un daño social tremendo. Y de ahí surge el mayor problema: el ultragarantismo, que en su buen uso contemplaría un respeto por los derechos de todos y cada uno de los individuos involucrados en los hechos delictivos, para evitar la arbitrariedad, en una balanza que se inclina notablemente hacia uno de sus lados: “el de los victimarios”.

El legislador, advierte que este ultragarantismo, como lo conocemos en Argentina,” no hace otra cosa que deslegitimar a la justicia ágil y eficiente que merecemos como ciudadanos y demoniza la respuesta eficiente estatal ante el delito, la pena de cárcel y tiende a minimizar cualquier castigo al extremo”.

Y frente a esto, las consecuencias más claras:” una justicia poco justa, el show de las puertas giratorias, la justificación del victimario y la falta de respeto a las víctimas. ‘La sociedad’ como culpable de la delincuencia y la falta de reconocimiento hacia las responsabilidades individuales”.

“No importa qué haya hecho el delincuente, ni el daño que haya causado en sus víctimas, es nuestra responsabilidad por no haberle dado las oportunidades necesarias. Esto es sumamente dañino para nuestra sociedad. Y esa no es la justicia que queremos”.

“Queremos una justicia sana, que contemple derechos, pero que haga cumplir deberes, penas y castigos correspondientes. Con una verdadera perspectiva de género, no con palabrerío barato que sirve mucho para la chicana, pero muy poco para la práctica. De manera transparente y con equidad. Con hechos. Con una mujer en la Corte, como María Teresa Day, que sea respetada en sus aptitudes profesionales, en su inteligencia y en idoneidad. Más allá de su género, sin machismos encubiertos”, sostiene el senador en referencia al caso Tati y a la tan cuestionada postulación de la nueva ministra de la Corte.

Por su parte, la senadora Mercedes Rus considera que “la sentencia de la SCJMza recientemente acaecida, tiene que ver con la ´justicia debida’, pero también habla ‘de la que no fue’  oportunamente, generando falsas expectativas y conmoción social.

“El hecho punible representa algo más que el daño concreto ocasionado a la víctima, justifica nuestra atención a los veredictos que en un marco de legalidad y juridicidad, son tenidos por ‘justos’ por la sociedad reclamante”, explica Rus.

Y se pregunta: “¿Quién no sintió ese sentimiento de sufrimiento emocional hace unos años con el emblemático caso de Micaela Tati? ¿Quién no se sintió decepcionado junto a esos padres frente a la sentencia del imputado?”

“Se trataba de una menor y de una mujer,  y no existe justificación para prescindir, que quien disparaba, sabía que existía una real posibilidad de ocasionar la muerte a una o más personas. Por eso desde este lugar y como ciudadana, en momentos donde la legitimación de la justicia se escabulle entre los “beneficios de excarcelación para amigos del poder” y las “disputas político partidarias”, una sentencia que responda, desde lo jurídico legal, a la sociedad, con una “reclamada justicia” merece nuestra consideración y beneplácito”.

“Y que sea María Teresa Day la magistrado que firmara la enmienda, a partir de la demanda social misma, podría dar igual, pero luego de haber  escuchado un sinfín de valoraciones personales subjetivizadas contra su persona que evadían y omitían el debate sobre el tipo de justicia que se espera detrás de una o un miembro del máximo tribunal, no podemos pasarlo por alto.  He aquí un hecho concreto, que permite poner en actos lo que también es importante, la justicia añorada como forma de reivindicación de la víctima, y como seudoconsuelo familiar y de la sociedad toda”, termina Rus.

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