El IDH es una medida resumen de la evaluación de progreso a largo plazo en tres dimensiones básicas del desarrollo humano: una vida larga y saludable, acceso a educación y un nivel de vida digno
La Argentina está segunda en nivel de desarrollo humano en la región, de acuerdo con el Índice de Desarrollo Humano (IDH) que mide el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
De acuerdo con el indicador, que está comprendido en un rango entre 0 y 1, el valor del IDH de la Argentina para el 2019 es 0,845, ubicando al país en la posición 46 de los 189 países y territorios considerados.
El ránking global es liderado por Noruega (0,957), y en la posición más baja se encuentra Níger (0,394).
En términos de América Latina, la Argentina se ubica por encima del promedio (0,766) y es segunda en el ránking regional por debajo de Chile, que ocupa la posición 43 (con un valor de 0,851).
Es seguida por Uruguay, en el puesto 55 (con un valor de 0,817); al tiempo que se encuentra por debajo del promedio de los países con muy alto desarrollo humano, que es de 0,898.
Entre el 2019 y el 2018, el valor de IDH de la Argentina se mantuvo prácticamente constante, si bien el Ingreso Nacional Bruto (INB) per cápita se redujo de 21.918 a 21.190 dólares, según el PNUD.
Se observó que “se presentan desafíos en términos de desigualdad del desarrollo: al ajustarse el IDH por la desigualdad en su distribución, se produce una reducción del 13,7 por ciento”.
Por otra parte, se midió el Índice de Desigualdad de Género, que refleja las desigualdades basadas en el género en tres dimensiones: salud reproductiva, empoderamiento y actividad económica.
La Argentina tiene un valor del Índice de Desigualdad de Género de 0,328, ocupando el puesto 75 de 162 países.
En la Argentina, el 39,9 por ciento de los escaños parlamentarios están ocupados por mujeres, y el 59,2 por ciento de las mujeres adultas han alcanzado un nivel secundario o superior de educación en comparación con el 54,8 por ciento de los varones.
No obstante, cada 100.000 nacimientos, 39 mujeres fallecen por causas vinculadas con el embarazo y la tasa de fecundidad adolescente es de 62,8 cada 1000 mujeres entre 15 y 19 años.
La tasa de mortalidad materna está por debajo del promedio regional (72,7 cada 100.000 nacimientos), pero presenta una distancia muy marcada en relación con los países con muy alto desarrollo humano (14,2 cada 100.000 nacimientos).