Rusia desafía a la diplomacia internacional con sus tropas en las fronteras de Ucrania, para presionar a EEUU y la OTAN para que no incluyan en el club atlántico a Kiev, un viejo territorio soviético sobre el que Rusia ha perdido el control igual que lo perdió antes sobre los países bálticos.
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La OTAN ha respondido que no va a permitir que un tercer país coaccione a un potencial socio soberano sobre sus intenciones de entrar en la Alianza. EEUU advierte: cualquier incursión tendrá "graves consecuencias" y la Unión Europea se muestra dispuesta a sancionar con rapidez a Rusia en caso de que vuelva a realizar un ataque contra Ucrania, como hizo ya en 2014 con "sustanciosas" medidas restrictivas económicas.