La Navidad es una de las épocas más esperadas del año, cargada de emociones, encuentros y la promesa de momentos inolvidables con los seres queridos. En Argentina, decorar la casa para estas fechas es casi un ritual, una manera de abrirle la puerta al espíritu navideño que nos invade con luces, adornos y ese arbolito que es casi un símbolo de felicidad.
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Sin embargo, ¿qué dice la psicología sobre quiénes deciden hacerlo antes de tiempo? ¿Es solo una moda, o esconde un significado más profundo?
Decorar antes en Navidad: ¿una tendencia o un reflejo de las emociones?
Un estudio del Journal of Environmental Psychology profundiza en este fenómeno y revela que quienes decoran su hogar de forma temprana tienden a estar en un mejor estado de ánimo.
Según los hallazgos, estas personas experimentan mayor felicidad y jovialidad, y ven en la decoración una forma de extender el entusiasmo navideño. Al llenar su hogar de luces y adornos, logran recrear un ambiente de alegría que los hace sentir más conectados a la época, incluso cuando aún faltan varias semanas para Navidad.
La influencia de los recuerdos infantiles
Steve McKeown, psicoanalista responsable del análisis, explicó que este comportamiento tiene raíces en nuestras experiencias de la niñez. “La decoración es un ancla a las viejas emociones que tenemos de nuestra infancia, por lo que al poner esas decoraciones con antelación, nuestra emoción se extiende, pues traemos a la mente esos recuerdos felices”, afirmó McKeown.
En otras palabras, decorar temprano no solo es una elección estética, sino una forma de reconectar con esos momentos de inocencia y felicidad que marcaron nuestras primeras Navidades.
Beneficios psicológicos de decorar antes
Para muchas personas, anticiparse en la decoración navideña puede tener efectos muy positivos en su bienestar emocional. Entre los principales beneficios psicológicos, encontramos:
Compartir el espíritu navideño: la decoración temprana ayuda a crear un ambiente festivo que invita a los demás a sumarse al espíritu de la temporada.
Aumentar la felicidad: las luces y adornos generan alegría en quienes los colocan y en quienes los observan, promoviendo una sensación de bienestar.
Crear recuerdos familiares: armar el arbolito y colgar las guirnaldas en familia son momentos que fortalecen los lazos y crean memorias que perduran.
Reducir el estrés y la ansiedad: el ambiente navideño ayuda a calmar las tensiones, ofreciendo un respiro de las preocupaciones cotidianas. Fuente: Clarín