Una medición realizada por el Barómetro de la Deuda Social de la Infancia, mediante la Encuesta de la Deuda Social Argentina (EDSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA) estableció que entre el periodo 2020 y 2022, la pobreza e indigencia en niños, niñas y adolescentes del conurbano bonaerense se agudizó.
Allí se revela otro dato sobresaliente: en el último año hubo un incremento sustancial de la ayuda social en términos de programas como la Tarjeta Alimentar, la AUH o los comedores escolares (fue del 48,2% en 2021 al 49,8% en el 2022) pero con todo eso la pobreza en los menores no ha bajado.
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Por el contrario, se evidencian casos extremos de pobreza infantil en el Gran Buenos Aires del 57,4%, en el NEA del país del 57,1%, en Cuyo del 53,4% y en el NOA del 54%.
Tras la pandemia, la pobreza ascendió
En la Argentina, la pobreza en la población de niños, niñas y adolescentes ascendió en el segundo semestre de 2022 al 61,5% y dentro de esta población se estima que 13,1% son indigentes. La situación de inseguridad alimentaria por problemas económicos, es decir, la imposibilidad de acceder al alimento, afectó al 31% de los niños, niñas y adolescentes en los últimos seis meses de 2022, siempre de acuerdo a la UCA.
En este sentido, se registró el peor momento en plena pandemia del 2020, cuando la pobreza infantil llegó al 37,2% y si bien en los últimos dos años post pandemia se logró una mejora en el acceso a la alimentación, afectó a un tercio de esta población en el segundo semestre de 2022.
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Los datos construidos, indican, que el derecho a la alimentación de los menores en el país es una deuda pendiente cuyo balance general es negativo. En efecto, entre 2010 y 2022, la situación de inseguridad alimentaria se incrementó un 44%, sin embargo, el mayor deterioro se registra en los últimos cinco años.
La muestra de la UCA se sustenta en aproximadamente 5.860 casos por año. La cantidad total de niños/as relevados en 2022 fue de 4816 niños, niñas y adolescentes de 0 a 17 años.