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Entró en el último vuelo antes de que la Pandemia fuera mundial y ahora sueña con jugar en la primera división de Nueva Zelanda

Facundo “Palmera” Miranda es el mendocino que juega en el Waiheke. Trabajó criando vacas y ahora maneja un camión de la municipalidad del pueblo donde vive. Una gran historia de vida

Redacción
30/12/2021 18:28
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Facundo Miranda, más conocido como “Palmera”. Un loco lindo mendocino que hace ya casi tres años tomó la decisión que muchos argentinos y argentinas también tomaron. Armar las valijas, dejar los afectos y buscar nuevos horizontes y un sueño. El de vivir mejor en otro lado. Pero la pregunta es ¿a qué costo?

Facundo es profesor de Educación Física y Kinesiólogo. Además su vida está muy ligada al fútbol. Fue jugador de la Selección Argentina de futsal y tuvo el privilegio de jugar un mundial en Colombia, en el año 2011 cuando la albiceleste se subió al último escalón del podio tras vencer a Rusia.

En el 2019 siguió los pasos de un amigo que de un día para el otro le contó que se iba a Nueva Zelanda. No lo pensó demasiado. Viajó a Chile y allí ocurrió lo inesperado.

“Un amigo del barrio, Leo, me dijo en la montaña que se iba a Nueva Zelanda. Ese está más loco que yo. Y decidí irme. El problema fue que en Chile, cuando estaba por viajar para Nueva Zelanda se desató la Pandemia a nivel mundial. A las 12 de la noche cerraban el aeropuerto, me tomé el colectivo para ir a cancelar el vuelo y cuando estaba por decirle a la azafata que no me subía al avión y no viajaba, automáticamente cambié el chip y embarqué. Y desde ahí Nueva Zelanda cerró las fronteras, el país no le permitió el ingreso a más nadie y a mí me extendieron la visa por dos años más por la situación mundial”, así comenzó su nueva vida Facundo Miranda.

Hoy el Palmera se encuentra en la isla de Waiheke, trabaja como empleado municipal y cuando lo cuenta, así como es él siempre, se ríe y contagia su alegría. “¡Manejo un camión con boina!”, dijo desde Nueva Zelanda mientras hablaba con Radio Jornada en el programa Juntos de Mañana, a horas de subirse a un avión para disfrutar de sus vacaciones con amigos.

Antes de eso trabajó tres meses en una granja con 1300 vacas en el medio del campo y alejado de las luces de la ciudad. También le tocó convivir con los kiwis –son los nacidos en Nueva Zelanda- y cargar cajas en una fábrica. “Los kiwis son muy respetuosos y solidarios. No existe el estrés, no existe la violencia, es otro estilo de vida. Acá no hay semáforos.”, cuenta Facundo Miranda y agrega “de lo que me tocó trabajar nunca se me hubiera ocurrido hacerlo en Argentina, pero no me quejo, fueron experiencias que me enriquecieron un montón”.

El gran amor del Palmera, sigue estando cerca suyo. Lo necesitaba y fue en busca de él: el fútbol. Es el mendocino que juega como lateral izquierdo en el popular Waiheke. Este equipo repleto de latinos, la mayoría argentinos y algunos uruguayos, que acaba de conseguir el ascenso a la Premier o Primera División de Nueva Zelanda. Aunque ahora la cosa se complicó un poco. Porque solamente podrán jugar en el equipo titular de cada partido cuatro extranjeros y además un nacido en algunas de las islas (Fiji o Samoa) por ejemplo.

“Empecé a conocer gente que me decía que había una isla paradisíaca, fui a conocer la isla con un amigo cordobés que hice, ya estaba bastante podrido de mis trabajos, le pedí que me acompañara, iba por cinco días y pasó lo que sabía que podía llegar a pasar…”

Facundo Miranda fue muy bien recibido en la isla que queda a 35 minutos en ferry de Auckland -la ciudad más grande de Nueva Zelanda- fue a jugar un ´picado’ y lo invitaron a probarse en el equipo de la isla que lleva el mismo nombre. “Pegué muy buena onda con los chicos que más tiempo llevaban jugando en el Waiheke, me invitaron a probarme, al técnico del equipo le gustó y realmente desde ese momento me trataron como si me conocieran de toda la vida, hace un año que estoy acá y cada vez me siento más cómodo”, agregó.

Cuando le consultaron por la situación económica en Nueva Zelanda expresó, “acá se maneja el dólar neocelandés que equivale a 0,68 centavo de dólar estadounidense, somos un club amateur, existen los sponsors, las empresas invierten pero por el momento somos un equipo amateur. Tratamos de buscar trabajos que nos permitan jugar y poder trabajar, se nos hace complicado eso pero el estilo de vida es increíble. Acá no hay inflación, es una locura, cuando hablo con mi mamá me da vergüenza contarle. El fútbol está en pleno desarrollo y el estilo es parecido al fútbol inglés, muy físico y muy táctico. Es una lástima que no podamos seguir jugando por lo que le podemos aportar siendo argentinos al campeonato”.

El fútbol le dio una segunda familia

“Vivimos en una isla que es paradisíaca, es una isla muy chiquita en la que hay colonia de latinos, la mayoría son argentinos y casi todos juegan al fútbol. Viví primero con un argentino y dos uruguayos pero pasaron cosas. Vivíamos en una casa los defensores del equipo y después se vinieron a vivir los delanteros porque los echaron de su casa y se vinieron a vivir a nuestra casa, hasta hace un mes éramos nueve viviendo todos juntos”, explica Palmera desde Nueva Zelanda.

“Nueva Zelanda tiene dos islas, yo estoy en la isla norte y ellos se fueron a la isla sur Queenstown, que es muy similar a Bariloche. Ahí vamos a pasar el 31, hay más fiesta, asique nos vamos a cambiar el aire un poco con todos los chicos del equipo. Nos tomamos un avión y nos encontramos con la otra mitad del equipo, que son nuestros hermanos, es nuestra familia y allá vamos a recibir el nuevo año”.

El fútbol, el cuarto deporte elegido en Nueva Zelanda

“Acá está primero el Rugby, después el cricket, el cestobol, los deportes náuticos y después viene el fútbol. Los kiwis de la isla, cuando cumplen 18 años se van a la Universidad a estudiar a Auckland y a proyectar otro estilo de vida. No tenemos manera de tener 20 futbolistas nativos en el equipo. Tenemos pibes de 15 años y se va a complicar para armar el equipo en la Primera División”.

La situación de los argentinos que llegan a Nueva Zelanda

“Waiheke es una de las islas más chetas del mundo. Y con el tema del Covid 19 está muy cerrado todo. Ahora han empezado a abrir las fronteras, normalmente se abrían en marzo, pero están dando más posibilidades para hacer la residencia, porque el gobierno no quiere que se vayan las personas, si pasan cinco años más podes ser ciudadano de Nueva Zelanda”, cuenta Palmera.

“Hoy es difícil entrar porque las fronteras están cerradas. Hay programas que tienen cupos para 10.000 personas, tenés que cumplir ciertos requisitos y de esa manera te permiten estar como un ciudadano neocelandés durante un año, después tenés que hacer la residencia y si te quedás cinco años más podés alcanzar la ciudadanía”.

Facundo Miranda va a ser uno de los mendocinos que primero va a recibir el 2022 en el mundo. Claro está que hay muchos nacidos en nuestra provincia que se encuentran desparramados por el mundo. Él está con su equipo, son su familia, los pibes y las pibas del Waiheke. El sueño sigue de pie y harán todo lo posible para que la Premier neocelandesa haga una excepción y los autorice a disputar el campeonato más importante del país.

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