En julio pasado, Mariano Gilmore impulsó en modo presencial las jornadas para el fortalecimiento de las acciones de preservación y difusión del patrimonio en el Museo Provincial de Bellas Artes "Emiliano Guiñazú"-Casa Fader.
El especialista, quien se desempeña como coordinador de educación y gestión cultural de la Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes, le fue dando cierre al trabajo que había comenzado en junio con entrevistas al personal.
En esta entrevista, el profesional dejó su visión con respecto al programa conjunto con la Fundación Bunge & Born, el cual se desarrolló con éxito en las instalaciones del Fader.
-¿Cómo explicás esta experiencia tan particular?
- Esto es parte de un programa que pudimos traer a Mendoza, por lo que queda la satisfacción de haberlo concretado.
- ¿De qué manera te fuiste acercando a la actividad y qué fue lo que vinieron a desarrollar en esta visita a la provincia?
- El programa lo venimos desarrollando desde hace varios años en apoyo y junto con la Fundación Bunge & Born. Lo que estamos trabajando específicamente es asociarnos a museos provinciales - este fue el séptimo museo - para trabajar específicamente en vínculos entre tres elementos centrales: qué es el Museo, su Patrimonio y su vínculo con la Comunidad. Así tratamos de establecer estrategias para repensar el Museo, el alcance del Museo y, también, lo que es el trabajo interno de los profesionales que habitan, de alguna manera, cada una de estas instituciones.
- ¿Qué impresión te dejó el Museo Fader, que es un símbolo emblemático dentro de la cultura de Mendoza?
- Lo primero que me pasó cuando entré y, antes de conocer las salas, es sentirme en una casa, en un hogar...es un museo con una historia riquísima, que está a nada de cumplir cien años y creo que lo que más me llamó la atención fue la calidez y el nivel profesional del equipo. Estamos hablando de personas que consideran que este no es solo un trabajo, sino también su hogar. Entonces, la entrega, la dedicación y las ganas de generar nuevas ideas es lo que más me llevo de la provincia y, en particular, del Fader. Ya me siento uno más de ellos, sí...ya me siento uno más del equipo.
- Hablás de generar proyectos e ideas nuevas en este lugar tan emblemático no solo desde el punto de vista cultural, sino también como una cara visible de Mendoza.
- Es el Museo...es el museo local, sin dudas. Para mí, desde Buenos Aires, era la institución de Mendoza. No solo por haberlo escuchado sino también por estar asociada a uno de los más grandes artistas de nuestro país.
-¿Por qué eligieron específicamente a esta provincia?
-Y, veo que se empieza a formar un sistema que, gracias a este programa que se llama "El Día después", empezamos a conectar distintos museos. Ya llevamos trabajando con Corrientes, Salta, Córdoba, Neuquén, San Juan...y empezamos a armar una red de profesionales que pueden reforzar el vínculo para que se puedan llevar una experiencia que, ante todo, enriquezca su labor profesional.
-¿Qué características tuvieron las dos jornadas de trabajo?
- La primera jornada estuvo dividida en dos etapas: de entrada estuvimos trabajando todo el mes de junio entrevistando por separado a cada miembro del equipo para tratar de conocer el día a día, las problemáticas, los desafíos y lo que los motiva. Sobre eso, en esta jornada inicial se hizo como una puesta en común, un balance. Después, tomando palabras centrales que fueron saliendo de lo que ellos fueron comentando, estuvimos trabajando ciertas ideas que desencadenaron en el trabajo específico de una palabra, que fue la que quedó de todas las que se habían elegido en la víspera. El objetivo fue el de construir a partir de la idea de identidad de este museo. Porque, como decíamos antes, es identitario, emblemático y un paradigma de esta provincia, e incluso también de toda la región.
Y, lo que vimos en la segunda jornada, es como, a partir de la idea de identidad, construir algo central para cualquier institución, pero en particular para los museos: trabajar en torno a la misión de qué es lo que queremos hacer, para quién lo queremos hacer y, ante todo, por qué lo queremos hacer.
-¿Quiénes han participado aquí de este programa?
-Participó absolutamente todo el equipo del Museo Fader, como así también personas de la gestión cultural provincial. Entonces se enriqueció muchísimo la experiencia porque estamos hablando desde la primera persona que uno ve cuando entra al Museo y es uno de los guardias de Seguridad, hasta la directora del Museo. Básicamente, todo el equipo involucrado en el día a día del Fader estuvo acá, e incluso pasantes que están teniendo con la universidad local porque, bueno, son las personas que lo hacen.
-¿Qué saldo te dejó esta puesta en práctica del programa?
-Todo el equipo estuvo involucrado, todas las ideas fueron relevantes y, lo que más quisimos, es que cada uno desde su rol como un profesional de este museo aportase su granito de arena para que lo que vivimos aquí sea, a partir del mañana, algo que realmente cambie la experiencia del Fader.
-¿Qué destacás y qué le agregarías a esta exposición conceptual?
- Destaco dos cosas: el apoyo constante de la Fundación Bunge y Born, que para nosotros es nuestro aliado estratégico y con quienes venimos desde el día cero trabajando en este programa, y también el apoyo provincial de todo el equipo que nos recibió e hizo que pudiéramos trabajar en las mejores condiciones.