Se cumplen 86 años del nacimiento de uno de los referentes de la cultura más destacados que ha tenido Mendoza. Se trata del gran escultor Roberto Rosas, ícono nacional del arte que supo trascender las fronteras y conquistar la admiración de aficionados y eruditos de todo el mundo.
Por este motivo, la Municipalidad de Guaymallén y la Subsecretaría de Cultura de la Provincia descubrieron una placa conmemorativa en la puerta de cual fuera su casa taller, bautizada bajo el nombre de «La Casa del Escultor Roberto Rosas». Allí se reunieron familiares, colegas y amigos del artista, junto a autoridades municipales y provinciales.
«Soy una partícula de polvo, pero estoy».
En la ocasión, Fabiana Maza, la compañera de Rosas y mamá de su hija Paloma, resaltó: «Si hay algo de Roberto que aprendí es cómo quería a su Bermejo, el lugar, la interacción con la gente, su historia y, a través de la Fundación, con Paloma vamos a tratar de cumplir con lo que él quería, que era que este lugar quedara para los demás. Desde la vereda ustedes ya pueden apreciar lo que hacía».
En coincidencia, Diego Gareca, subsecretario provincial de Cultura, agregó: «La obra de Roberto se verá por siempre, porque tiene una particularidad, claramente uno se da cuenta que ésta es la casa de un artista. Su obra evidencia su trabajo, su sentir, su pensar, su forma de amar. Es una casa que trasciende, porque se transformó en un espacio para la cultura. Para nosotros es un gusto muy grande poder acompañar las iniciativas del Municipio de Guaymallén y quiero agradecer la tarea que llevan adelante de sostener el legado de Rosas, que es uno de los grandes referentes culturales que ha parido esta tierra».
Al finalizar las alocuciones, Gabriela Moreno, directora de Salas de Arte Libertad, leyó un fragmento del libro «Roberto Rosas, vida y obra del maestro escultor«, donde el propio artista se definía: "Soy humanista y escultor, con todas las consecuencias e implicancias. No pude jamás dejar pasar la vida en estado de pura contemplación. En el torbellino de las contemplaciones, yo soy una partícula de polvo, pero estoy".
El herrero mágico
Roberto Rosas nació en Guaymallén el 28 de junio de 1938 y, aunque trabajó desde los 15 años, logró estudiar como alumno libre en la Escuela Superior de Artes Plásticas de la Universidad Nacional de Cuyo.
Su fama llegó al mundo gracias a sus esculturas gigantes pero su trabajo artístico comenzó a desarrollarse a través de la pintura, realizando su primera muestra en el año 1961. Nueve años más tarde, se animó a mostrar sus obras escultóricas al público.
Creativo hacedor, obtuvo en 1970 el Premio Adquisición en el Salón de Escultura de Godoy Cruz; en 1971 el Tercer Premio en el Salón de Primavera de San Rafael; en 1972 Mención para Artistas del Interior, y en 1973 Premio Adquisición en el Salón Nacional de Santa Fe, entre otros tantos reconocimientos y premios.
Más de 1000 obras suyas se encuentran en colecciones públicas y privadas de Argentina, Brasil, Estados Unidos, Italia, Alemania, Israel, Sudáfrica, Suiza y China.
Participó en alrededor de 130 exposiciones individuales en Mendoza, Buenos Aires, Rosario, Santa Fe, Mar del Plata, Ecuador, Brasil, España y Chile. Invitado por el gobierno de Italia, visitó Florencia en 1985, y gracias al centro Wilfredo Lam fue a la Segunda Bienal de la Habana en 1986. En 1994 fue convocado para exponer sus obras de la Fundación Guayasamín de Quito, Ecuador.
En 1999, con el propósito de promover la escultura y abrir espacio a generaciones futuras, creó la Fundación Rosas para la Escultura, con sede en su casa taller ubicada en el distrito El Bermejo, de Guaymallén. Allí vivió y desarrolló toda su obra escultórica.
Sus trabajos abrazan el surrealismo y se adivina en ellos un distintivo sello: los rasgos de aborígenes, envueltos en misticismo. Figuras severas y optimistas se mezclan entre ángeles laicos, niños barrigones y gigantes.
En febrero de 2011 se inauguró en su honor la escuela Nº 1745 Escultor Roberto Rosas, también en El Bermejo. Desde el momento en que comenzó la construcción del edificio, los vecinos propusieron el nombre del escultor para la institución.
El gran maestro falleció el 30 de julio de 2015, a los 77 años, quedando la Fundación Rosas para la Escultura funcionando en el mismo lugar donde residió.