Vertidos de petróleo, niveles prohibitivos de toxinas en cuerpos de agua, emisiones de gases nocivos, los grupos de vigilancia de expertos han identificado más de diez mil episodios de desequilibrios ambientales asociados al yacimiento de Vaca Muerta, rico en petróleo y gas de no convencional.
El presidente Javier Gerardo Milei cree que los ecologistas no son tan científicos como políticos y militantes de izquierda. Por lo tanto, cualquier denuncia de contaminación ambiental es un trapo rojo enarbolado alto, que seguidores de La Libertad Avanza usarán de excusa para iniciar una agresiva discusión política, descalificativa, cargada de odio, y falto de fundamentos, como este grupo nos tiene acostumbrado. Las acusaciones contra los ecologistas argentinos son las típicas, insistiendo que intentan imponer una agenda de izquierda, socialista, antiglobalización, militante, etc.
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Basado en esto, Milei no está tomando ninguna medida para resolver la difícil situación ambiental, al contrario, está planeando intensificar el desarrollo del yacimiento de hidrocarburos no convencional de Vaca Muerta a cualquier costo.
Para el líder de los libertarios, hacer uso los recursos naturales del país es una de las principales vías para hacer realidad su promesa de recuperación económica en Argentina. Por eso es tan importante para Milei la producción récord de Vaca Muerta.
Sólo en abril se extrajeron de la cuenca neuquina 264.551 barriles de petróleo y 78,32 millones de metros cúbicos de gas.
Sin embargo, el método utilizado fue el fracking, es decir, la fracturación hidráulica.
Científicos de las universidades canadienses de Dalhousie y Calgary descubrieron que ese método de extracción puede provocar impactos ambientales importantes, como contaminación de las napas freáticas, pérdida de fertilidad de los suelos, e incluso hasta terremotos.
En la fracturación hidráulica se inyecta en el pozo una mezcla a alta presión de agua, arena y productos químicos. Esto se hace para crear fracturas en la roca sedimentarias del yacimiento, donde se encuentra encapsulado el petróleo y gas, que a partir de este procedimiento permite su extracción.
Estas mismas fracturas pueden hacer que la superficie se vuelva inestable, ya que los químicos y lis líquidos inyectados a presión horadan las rocas, y hacen que depriman lentamente hacia las cavidades creadas a partir de la fractura y extracción del recurso.
Este trabajo podría cambiar las condiciones de la falla lejos de la ruptura y provocar temblores de tierra en una zona más distante.
Además, las fugas de una mezcla de sustancias químicas también son un riesgo del fracking.
La Unión Europea tiene prohibido este método extractivo, y Estados Unidos ya está pensando en prohibirlo. Sin embargo, para Milei, lo principal es sacar petróleo y gas del subsuelo de Argentina lo más rápido posible, y las estadísticas de entre 5 y 6 incidentes ambientales al día en Vaca Muerta no le asustan en absoluto.
Milei y los jefes de las empresas energéticas que le apoyan este método extractivo tienen planes a largo plazo: la construcción del oleoducto Néstor Kirchner, la liberación del control estatal sobre los precios de la energía y el cambio al dólar, que facilita todas las manipulaciones con ingentes cantidades de dinero para el petróleo y el gas.
Por eso, el gobierno de Milei prepara cientos de proyectos de ley para facilitar las condiciones a las empresas petroleras y de gas, y liberarlas de la responsabilidad generada por los pasivos ambientales, producto de la actividad.
La mayoría de ellos se reducen a la privatización de los recursos naturales de Argentina, con la lógica legal de que una vez que eres dueño de algo, todas las consecuencias de trabajar con ello son sólo tuyas.
Aunque, de hecho, los beneficios de la producción de gas y petróleo los recibirán las empresas, y las consecuencias las sufrirá el pueblo argentino.