Alberto Fernández sucumbió finalmente ante las presiones internas en el Frente de Todos y desistió de competir por una renovación de mandato en las próximas elecciones. Ahora, el Presidente buscará calzarse el traje de "garante" de las PASO en el oficialismo para dirimir candidaturas por esa vía: es decir, de manera democrática.
Las primeras lecturas de la decisión de Fernández dentro de la coalición de Gobierno apuntaron a valorar su postura de dar un paso al costado en pos de la unidad del espacio, de cara a unos comicios con pronóstico reservado hoy por hoy para el peronismo debido a la fallida gestión que encabezó el propio mandatario desde diciembre de 2019 a la fecha.
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En medio de ese contexto adverso para la alianza oficialista, con la figura del jefe de Estado devaluada desde hace meses y una coyuntura económica que no da tregua, con motivo de la espiral inflacionaria especialmente, Fernández resistió hasta cuando pudo las ráfagas de "fuego amigo" antes de anunciar que se bajada: en definitiva, lo que pretendía el kirchnerismo.
Sin embargo, el Presidente sí logró en los últimos días el visto bueno, a regañadientes, del núcleo duro K para que en las próximas elecciones las candidaturas se resuelven vía primarias y no a partir de la determinación -unilateral- de la jefa política tanto de Fernández en particular como del Frente de Todos (FdT) en general: Cristina Kirchner.
Ahora, rendido frente a las presiones internas -hasta la CGT, aburguesada y de perfil conservador últimamente, pateó el tablero hace apenas horas al advertir sobre un riesgo de "descomposición social" en la Argentina-, el mandatario deberá esforzarse, desde un nuevo rol de quasi "ex" jefe de Estado, para garantizar que en el oficialismo finalmente haya PASO.
En este sentido, en filas del FdT se anotan en principio Daniel Scioli, el camporista Eduardo "Wado" de Pedro, el dirigente social Juan Grabois y hasta el jefe de Gabinete, Agustín Rossi, se anima a asomar la cabeza, después de que Fernández se apartara del ruido electoral con vistas a las próximas Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). Por su parte, el ministro de Economía, Sergio Massa, mira de reojo y espera su momento.
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A propósito de Rossi, esta misma semana una fuente cercana a la Casa Rosada le dijo a NA que se siente "con ganas de jugar" -es decir, de postularse para la Presidencia de la Nación-, aunque su eventual lanzamiento iba a depender del rol que finalmente cumpliera Fernández. Sin ir más lejos, hoy mismo el dirigente santafecino admitió que se encuentra entusiasmado frente a la posibilidad de competir.
Claro que, pese al renunciamiento del primer mandatario, el "operativo clamor" para que Cristina sea candidata, o en su defecto cumpla un papel estelar en el armado electoral del FdT, se mantiene vigente y habrá que ver qué ocurre en definitiva en el oficialismo si la "jefa" resuelve afilar el dedo e involucrarse de lleno en la toma de decisiones.
¿Qué sucederá entonces con las ambiciones de Fernández, y de la "tribu" moderada del Gobierno en general, de "democratizar" la designación de precandidatos con vistas a las primarias del 13 de agosto próximo? Por lo pronto, un sector del peronismo insiste en que este es el momento de "pedirle a Cristina un nuevo esfuerzo" en medio de una coyuntura compleja.
Fernández quiere "ponerse al frente del armado electoral"
En ese caso, si la ex mandataria dispusiera o al menos sugiriera que el postulante del FdT para la Presidencia de la Nación debería ser tal o cual, ¿qué determinación tomaría el resto de los aspirantes del espacio oficialista? ¿Esos dirigentes, buscarían mantenerse en carrera de todas maneras o relegarían sus pretensiones?
En este sentido, y según pudo averiguar NA consultando fuentes oficiales, Fernández, como titular del Partido Justicialista (PJ), "definió que se quiere poner al frente de las PASO y del armado electoral" del oficialismo a partir de ahora: ¿se lo permitirá el núcleo duro kirchnerista, en especial, en la estratégica provincia de Buenos Aires?
Todas estas interrogantes se irán develando, probablemente, con el correr de las semanas. Aún debe anunciar Cristina, condenada en primera instancia por actos de corrupción, aunque habilitada aún para competir en los próximos comicios, de qué manera planea participar en la campaña. Una vez que eso ocurra, el tablero electoral lucirá más claro para el FdT.
En tanto, por el lado del massismo, y según pudo averiguar también esta agencia consultando a fuentes del Frente Renovador (FR), en ese espacio consideran que es probable que "los votos de Alberto", por más pequeño que pueda ser o parecer ese caudal, se transfieran a Massa, en el caso de que el titular del Palacio de Hacienda se lance a una carrera presidencial este año.
Algunos en el massismo sostienen, incluso, que más allá del alboroto mediático generado en torno del anuncio de Fernández, "nada cambió" en la alianza oficialista, ya que internamente se daba por sobreentendido que "estaba bajado de hecho". Incluso "oficializó" su postura antes de asistir a una cumbre del PJ en la que, según se estimaba, podían alzarse voces discordantes con respecto a su persistente coqueteo con una reelección.
"Alberto tuvo claro que los dirigentes políticos tienen que estar a la altura de los tiempos en los que les toca gobernar, no pelearse con la realidad y colaborar para que el peronismo salga fortalecido para competirle a la oposición", dijo a NA una fuente del sector moderado del oficialismo.
Finalmente, las expectativas de Fernández estarán enfocadas a partir de ahora en su propia gestión y en lograr que el Justicialismo "se movilice hacia un proceso de democratización de la interna y se modernice", ya que "está convencido en que con todas las dificultades que hubo, están las bases para el desarrollo sostenido de la Argentina". ¿Tendrá aún hilo en el carretel el ("ex") Presidente para conseguirlo?