“Hay que demoler el Régimen económico, social y político del kirchnerismo. El riesgo que sufre la argentina con su sistema actual es que la mitad del país subsidia a la otra mitad del país. Hay que dejar el federalismo extractivo y pasar a un federalismo productivo. El federalismo no es que las provincias más ricas se hagan más pobres para mantener a provincias que se siguen empobreciendo por su sistema feudal”, afirmó Bullrich y agregó; “Debemos construir un pacto fiscal institucional y Republicano para que el país crezca en su totalidad. No hay cómo sostener tener un país donde lo público es más grande que lo privado, 14 empresas cada 100 mil habitantes tiene argentina, mucho menos que -por ejemplo- Brasil y Chile. Con ese número nunca vamos a tener empleo de calidad ni productividad. Son más las leyes que tenemos que derogar que las que tenemos que votar.”.
Sobre la cuestión económica, la precandidata a presidenta de Juntos por el Cambio señaló que “si la inflación se sale de control en 2023 el próximo gobierno se verá obligado a centrarse, primero, en un programa de estabilización antes de impulsar reformas estructurales”; aunque aclaró que “sabemos que lo ideal sería alinear las principales variables y precios de la economía para luego entrar en un programa de estabilización económica, pero actuaremos según las circunstancias que encontremos en diciembre”, adelantó.
Bullrich, luego, prosiguió con su exposición: “Después de 10 años de estanflación, Argentina necesita un nuevo régimen económico y debemos dinamitar el régimen de los últimos 20 años que redujo de manera drástica los incentivos para invertir, exportar y crear empleo”. “Para crear un nuevo régimen económico necesitamos impulsar reformas que cambien los incentivos económicos, restablezcan la solvencia fiscal y reconstruyan gradualmente la credibilidad.
Palabra seguida, subrayó que “en mi gestión serán las empresas privadas los actores centrales de la inversión. Estamos trabajando en una estrategia macroeconómica que elimine las distorsiones de la macroeconomía que inhiben el atractivo inversor. La principal distorsión macroeconómica que hoy enfrenta la economía argentina son las regulaciones cambiarias o ‘cepo’, como se lo conoce popularmente”.
“Estos controles de cambio impiden la llegada de grandes inversiones en sectores capital intensivos; encarecen los proyectos por el atraso del tipo real de cambio que suele estar asociado a este tipo de regulaciones. Y se desincentivan las inversiones por la posibilidad de girar libremente las utilidades al exterior. Ningún país del mundo opera exitosamente en este contexto”, puntualizó.
Por todo esto -definió Bullrich- “salir del cepo cambiario debe ser una prioridad desde el día cero. Cuanto antes se haga, mejor”. Y completó que “no hay cambio de régimen económico sin antes dinamitar el régimen cambiario del kirchnerismo. Hay que animarse a desmantelar los controles de cambio como ocurre en todos los países del mundo a los que nos queremos parecer”.
Sobre la asfixia impositiva, remarcó: “En materia de impuestos Argentina debe converger a un régimen simple, con una carga impositiva razonable. Por razones fiscales, esto no se puede hacer de un día para otro, pero sí es importante avanzar en esa dirección con los sectores estratégicos”.
Por esto -continuó la presidenta del Pro- “avanzaremos en una ley que establezca un Marco de Estabilidad y Promoción de las Inversiones en varios sectores que debe incluir: estabilidad fiscal; un mecanismo de devolución anticipada del crédito IVA generado por las inversiones a fin de mejorar el cash-flow de los proyectos; y, por último, un régimen de amortización acelerada por inversiones en bienes de uso”.
”Además terminar con el cepo, simplificar impuestos y fomentar inversiones nuestra estrategia se apoya en un nuevo pacto fiscal; un cambio en las regulaciones del mercado laboral; la desregulación de la economía; la reforma del sistema de pensiones para restaurar la solvencia fiscal a largo plazo; y una reforma tributaria enfocada a reducir el sesgo antiexportador”, enumeró.