En los supermercados de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y alrededores, las alarmas en los productos ya no son exclusivas de artículos de alto valor como perfumes o bebidas alcohólicas.
Ahora, se pueden encontrar incluso en productos de la góndola de lácteos. Desde quesos hasta manteca, estos productos llevan una etiqueta que debe ser desactivada por el personal del establecimiento para evitar que suene la alarma al salir del local.
A pesar del anuncio reciente del gobierno nacional sobre la llegada inminente de alimentos importados para abaratar costos, los precios siguen siendo elevados. Incluso algunos productos básicos como manteca o fideos tienen un alto costo a pesar de ser producidos localmente.
Julio Cesar Cuadro, , expresó que "Argentina es un productor fuerte de mantecas y todo lo que tiene que ver con el subproducto lácteo". Sin embargo, según él mismo explicaba: "la aparición de las alarmas en los productos lácteos tiene que ver con las posibilidades que hay de robo en el supermercado". A esto se suma el hecho de que, a pesar de ser un producto de bajo costo, el queso cremoso puede costar tanto o más que un perfume.
Impuestos y retenciones: factores clave
Además del robo a pequeña escala en los supermercados, los altos precios se deben también a otros factores. Uno de ellos son los impuestos y las retenciones. Se cobran retenciones a la producción láctea, mientras que en Uruguay no. Esto hace que el precio final sea mayor en nuestro país.
A pesar de las afirmaciones oficiales sobre la baja inflación y el control de precios, la realidad parece ser otra al visitar cualquier supermercado local. Los altos precios y la presencia cada vez más frecuente de alarmas en productos básicos como quesos o manteca evidencian una situación económica complicada.