La tranquilidad de Godoy Cruz se vio sacudida el pasado 18 de agosto con el macabro hallazgo del cuerpo sin vida de Juan García Sepúlveda, un jubilado de 77 años que fue encontrado atado de pies y manos, amordazado en el baño de su propio hogar en el barrio Esperanza III. Tras días de investigación, la policía ha logrado finalmente capturar al tercer y último sospechoso del crimen, Martín Rolando Exequiel López Álvarez, de 33 años.
La captura de López Álvarez se produjo en la mañana de hoy, cuando agentes de la división de Homicidios, tras una serie de averiguaciones en el sector 9 del barrio Campo Papa, lograron ubicar el domicilio del sospechoso. Al percatarse de la presencia policial, López intentó darse a la fuga, pero fue rápidamente detenido a pocos metros del lugar. En su vivienda, ubicada en la calle La Virgen, la policía encontró dos televisores y un carrito de supermercado, elementos que habrían pertenecido a la víctima, cerrando así el círculo de pruebas en su contra.
Desde el inicio de la investigación, la policía manejaba la hipótesis de que el móvil del crimen había sido el robo de un televisor, dado que los familiares de García habían señalado la desaparición de dicho aparato. Testigos habían declarado haber visto a una persona en la zona transportando un televisor en un carrito de supermercado, lo que llevó a los investigadores a seguir esa pista con resultados definitivos.
Un pasado turbulento y la conexión fatal
López Álvarez no era un desconocido en la vida de Juan García. Según fuentes policiales, semanas antes del crimen, López había vivido junto a su novia en la misma casa de la víctima, hasta que fue desalojado. Este dato, conocido por los investigadores desde el principio, fue clave para vincular a López con el asesinato.
La policía ya había detenido a otros dos sospechosos, Lucas Leonel Díaz Pérez, de 23 años, y Axel Meneses, de 24, ambos arrestados ayer en el mismo barrio Campo Papa. Estos individuos fueron imputados por el fiscal de Homicidios Gustavo Pirrello bajo el cargo de homicidio en ocasión de robo. La captura de López Álvarez completa el trío sospechoso, cerrando así una operación que ha mantenido en vilo a la comunidad mendocina.
El impacto de un crimen y las pruebas que no mienten
El asesinato de Juan García Sepúlveda es uno de los cinco homicidios que conmocionaron a la provincia durante el violento fin de semana del 17 y 18 de agosto. Desde el principio, la policía trabajó bajo la premisa de que el crimen estaba vinculado al robo, una teoría que fue reforzada por las imágenes captadas por cámaras de seguridad de la zona, y más tarde, por el hallazgo de muestras de ADN en la escena del crimen que coincidían con uno de los sospechosos.
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La muerte de García fue reportada por un sobrino, quien llamó al 911 al encontrar a su tío sin vida en el baño de su dúplex. Al llegar, la policía descubrió el cuerpo maniatado y amordazado, sin signos evidentes de violencia, lo que llevó a los forenses a especular que la causa de muerte podría haber sido una asfixia provocada por la mordaza, o bien un infarto provocado por el terror de verse inmovilizado.