Un conductor, que venía de sacar su automóvil de un taller mecánico, se llevó por delante un fierro que estaba puesto en la mitad de la calzada señalizando que la tapa de una cloaca estaba a punto de ceder, en mal estado.
Como consecuencia del sorpresivo impacto, no le quedó otra que detener la marcha y estacionarse a un costado de la banquina.
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Detrás de él venían en otro auto su hija y señora y también estacionaron al costado del camino. Los vecinos advirtieron que detenerse en el lugar era muy peligroso y de inmediato subieron a los autos para emprender la marcha, pero dos delincuentes fueron más rápidos y los apuntaron con armas exigiendo la entrega de celulares, primero, y de los vehículos después.
El conductor se mostró calmo y evitó que robaran su auto arrojando las llaves del coche en un área verde. La chica, apuntada con un arma en su cabeza, se resistió valientemente e incluso golpeó al caco que finalmente dio marcha atrás con su plan.
De inmediato los vecinos salieron en ayuda de la familia que afortunadamente pudo salir del lugar.
La policía vial de Luján, alertada por el deteriorado pozo (que según relato de los propios vecinos no se van a hacer presentes hasta que pase un accidente de proporciones) jamás dieron la cara.
Los nervios y el pánico hicieron mella en la mujer que debió ser atendida y sedada para poder tranquilizarla tras el mal trago vivido.
¿Quién se hace cargo del arreglo del auto? ¿Quién controla el trabajo de los efectivos municipales de la vial de Luján? Algunas preguntas que parecen no tener respuesta.