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Un mes, dos cepas: el Pinot Noir y la Bonarda de festejo

Agosto fue un mes marcado por dos celebraciones del vino: el Día Internacional del Pinot Noir y la Semana de la Bonarda. Así, decidimos convocar las impresiones de dos protagonistas que trabajan a fondo con cada una de aquellas cepas: Juan Pablo Murgia (enólogo de la bodega patagónica Otronia) y Soledad Buenanueva (enóloga de Dante Robino)

Redacción
01/09/2022 08:57
El Bonarda es la segunda variedad tinta más plantada en la Argentina.
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En nuestro país, el Pinot Noir tiene un total de 1996 hectáreas cultivadas, con Mendoza concentrando el 73% de esa superficie. En el período 2020-2021, la cantidad de hectáreas plantadas con esta cepa aumentó un 10,8%.

Si se toma la superficie que ocupa la Bonarda, mientras tanto, es la segunda variedad tinta más plantada en la Argentina después del Malbec, con un total de 17.712 hectáreas.

Y si bien esto en principio la pone en un lugar mucho más popular que el Pinot Noir, lo cierto es que transita el camino inverso: mientras aquel crece, la superficie cultivada con Bonarda en Argentina ha disminuido un 2,3% desde 2019 y la tendencia continúa a la baja.

“En el Pinot Noir es muy importante trabajar con un óptimo porcentaje de racimo entero” (Juan Pablo Murgia - Otronia)

 

 

“Sarmiento es un lugar muy especial, ya que tiene un clima frío extremo, uno de los más fríos para la vitivinicultura argentina. Es seco, con fuertes vientos y buena intensidad lumínica lo que permite una óptima maduración, preservando la acidez y frescura típicas de este terroir. Los vinos de Sarmiento son vinos con carácter e identidad de lugar.

Así, dentro de los aromas característicos del Pinot Noir resaltan mucho la fruta roja, las frutillas dulces y algunas notas especiadas y herbales que le aportan complejidad.

En los viñedos de Otronia, la primera capa (20 centímetros) del suelo en el que está plantada la cepa tiene arenas eólicas, luego arcilla del fondo del lago como textura principal con un interclasto de rocas aluviales.

Para la elaboración de los vinos, mientras tanto, es clave la elección del punto de cosecha junto a la selección de bloques.

En bodega nos gusta respetar lo que obtenemos del viñedo con una vinificación simple, de baja intervención, pero muy cuidadosa ya que realizamos fermentaciones espontáneas.

Además, trabajamos la madera de manera muy equilibrada usando foudres de roble sin tostar. En el Pinot Noir también es muy importante trabajar con un óptimo porcentaje de racimo entero para lograr vinos equilibrados.

Finalmente, para los espumosos seleccionamos algunos bloques donde hemos plantado clones de la Champaña. Gracias al frío extremo desarrollan niveles de acidez que marcan un nuevo registro para la vitivinicultura argentina, junto con la excelente complejidad aromática que Sarmiento le imprime a sus vinos”.

 

 

“Para la Bodega Dante Robino la Bonarda fue siempre especial. Empezamos a elaborarla hace muchos años y vamos a seguir apostando por esta cepa porque le tenemos un cariño especial, es casi una cuestión sentimental. Siempre aspiramos a elaborar una Bonarda de alta calidad. Se logró y hoy no queremos que eso quede acá sino llegar cada vez más lejos y hacer, por qué no, la mejor Bonarda del país.

Los viñedos están plantados en Alto Agrelo, este terroir posee suelo franco arcilloso con mucha presencia de canto rodado y 90 cm de profundidad de suelo. Los cuarteles seleccionados se encuentran sobre arroyos de desagües pluviales naturales y la pendiente es muy marcada, lo que permite que el aire frío drene evitando heladas.

El viñedo tiene una excelente exposición al sol favoreciendo la correcta madurez de la uva y la altura es 1062 msnm. El riego es por goteo, que permite controlar la irrigación a demanda y necesidad. El manejo es con labranza mínima evitando la erosión del suelo.

Obviamente hay criterios de vinificación para cada uno de nuestros Bonardas pero es fundamental saber la evolución de la uva en la viña, conocer el terroir y cómo se presenta el año. Luego ya en la bodega definimos una elaboración tradicional.

Para el caso de Nave o Dante Bonarda, es una vinificación para vinos jóvenes, con temperaturas controladas para lograr que se destaquen los aromas a fruta y las notas frescas. En Legado y Gran Dante, trabajamos en una mayor extracción y concentración, mediante mayor cantidad de movimientos y cuidando temperaturas en los distintos ciclos de la fermentación.

Hay una intervención alternativa de roble que ayuda a fijar color y aromas desde la elaboración, y por último y no menos importante, hay paso por barricas de roble francés durante su crianza: Legado pasa seis meses en barricas de segundo y tercer uso, y Gran Dante reposa 12 meses en barricas de primer uso”.

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