Este jueves por la madrugada, tal como lo había advertido el presidente de Rusia, Vladimir Putin, comenzó el feroz ataque militar de este país hacia Ucrania.
Kiev, la capital ucraniana, y la segunda ciudad del país, Jarkov, fueron las primeras en sufrir los daños de las explosiones y los cortes en la energía eléctrica. Las horas siguientes se confirmaron las detonaciones en otros centros urbanos importantes como Kharkiv, Dnipropetrovsk y Mariupol.
“He tomado la decisión de una operación militar”, manifestó el mandatario ruso a través de una conferencia por televisión en la madrugada de Moscú.
“Las repúblicas populares de Donbás se dirigieron a Rusia con una solicitud de ayuda. En este sentido, decidí llevar a cabo una operación militar especial. Su objetivo es proteger a las personas que han sido objeto de abusos, genocidio por parte del régimen de Kiev durante ocho años”, justificó el ex KGB.
Una vez iniciados los bombardeos, imágenes y videos del momento empezaron a viralizarse por todo el mundo.
Tras el ataque militar, el ministro de Relaciones exteriores ucraniano, Dimitro Kuleba, confirmó el atentado ruso y escribió en su cuenta de Twitter: "Putin acaba de lanzar una invasión a gran escala en Ucrania. Las pacíficas ciudades ucranianas están en huelga. Esto es una agresiva guerra. Ucrania se defenderá y ganará la guerra. El mundo puede y debe detener a Putin. Debemos actuar ya".
El ejército ruso declaró que estaba atacando instalaciones militares ucranianas con “armas de alta precisión”, confirmando haber destruido los sistemas de defensa antiaérea y haber dejado “fuera de servicio” las bases aéreas de Ucrania.
Rusia aseguró que los civiles de Ucrania “no tienen nada que temer”, pero decenas de personas ya buscan refugio o la manera de salir de la ciudad por tren o por carretera. En medio de la noche, el tráfico de la capital era impresionante. Vehículos llenos de familias buscaban salir de la ciudad, hacia el oeste, lo más lejos posible de la frontera rusa, situada a 400 km.