El FBI interrogó al actor Leonardo DiCaprio y a la celebridad Kim Kardashian por sus vínculos con Jho Low, empresario malasio dado a la fuga, como parte de sus esfuerzos por desentrañar una gran trama de fraude financiero, informó Bloomberg, que ha tenido acceso a documentos de la agencia federal del país norteamericano.
La conversación con el protagonista de 'Titanic' tuvo lugar en 2018 y en ella contó que conoció al hombre de negocios ocho años atrás y que, en ese momento, sus empleados encargados de realizar una verificación de antecedentes le dieron luz verde para que trabajaran juntos.
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Asimismo, dijo que no sabía exactamente de dónde provenía la riqueza de Low, que le colmó de regalos caros, financió su película 'El lobo de Wall Street', le prometió seis millones de dólares para la organización benéfica de DiCaprio y se fue de fiesta con él en varias ocasiones antes de ser perseguido por la Justicia.
Cuando un agente del FBI le presentó correos electrónicos y documentos, el actor dijo no recordar haber hablado con Low sobre una de las empresas de este último, a pesar de que una vez DiCaprio describió al hombre como "mi amigo" y como "director ejecutivo" de esa misma compañía. De hecho, cuando le enseñaron este mensaje afirmó que no parecía "algo que él escribiría", por lo que "podría haberlo cortado y pegado".
Devolvió algunos obsequios
Cabe destacar que en 2016 los fiscales presentaron una extensa acción de confiscación contra los activos de Low y, un año después, los abogados del actor entregaron a los agentes federales algunos obsequios que su cliente había recibido del empresario, incluida una primera edición de la célebre novela 'El gran Gatsby', de Francis Scott Fitzgerald.
Por otro lado, el Buró Federal de Investigaciones se entrevistó en 2019 con Kardashian, que explicó que conocía a Low desde hacía años y que también le hacía regalos, como los 100.000 dólares para fuegos artificiales que le dio a su prometido, el jugador de baloncesto Kris Humphries, para su boda en 2011.
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Además, la modelo contó que, en una ocasión, el empresario malasio le dejó quedarse con fichas por valor de 350.000 dólares en un casino de Las Vegas, que luego le entregó el dinero en efectivo dentro de bolsas de basura llenas de billetes de cien dólares que se llevó a su casa.