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El 30 de octubre de Lula

Los argentinos conmemorábamos dos aniversarios de nuestra historia reciente. Los 39 años de la llegada de la democracia al país con la elección del 30 de octubre de 1983, que consagraba a Raúl Alfonsín presidente, luego de la nefasta dictadura y también, recordabamos Diego Maradona, en el día que debería haber cumplido 62 años. Pero todos estábamos atentos a lo que pasaba en Brasil con las elecciones presidenciales.

Redacción
30/10/2022 22:26
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Editorial Jornada

A los 77 años, Luiz Inacio Lula da Silva ganó en las urnas el derecho a ser de nuevo presidente de Brasil, después de atravesar años de hostigamiento judicial y demonización mediática.

De presidente a preso por corrupción para volver a situarse como ganador en las elecciones. La resurrección de Luiz Inácio Lula da Silva en la vida política comenzó en 2019, cuando salió de la cárcel, y no ha parado de crecer hasta ahora, cuando ha derrotado a Bolsonaro en la segunda vuelta de las elecciones. Sus deseos por liderar el país se remontan a 1989, cuando se presentó por primera vez a los comicios del país. No obstante, no consiguió ganar. Esta no fue la primera ni la última vez que intentó llegar al Palacio de Planalto. Tras dos intentos fallidos, en 1994 y 1998, finalmente en 2003 el 1 de enero fue jefe de Estado hasta el 1 de enero de 2011. En esos años el primer obrero que llegó a la presidencia de Brasil, sacó a millones de la pobreza y luego  estuvo 20 meses en la cárcel para lograr hoy un tercer mandato a los 77 años.

La política es el combustible que alimenta a este hombre pragmático y perseverante que, tras su caída en desgracia, ha protagonizado la resurrección política más inesperada de los últimos tiempos al lograr un tercer mandato al frente de la primera potencia de América Latina.

Encarcelado por corrupción seis meses antes de las elecciones, ni siquiera pudo votar en los comicios que ganó un político de extrema derecha nostálgico de la dictadura, Jair Bolsonaro. Lula ya había conocido la cárcel durante el gobierno militar.

Luiz Inácio da Silva nació el 27 de octubre de 1945 en el pueblo de Vargem Grande, actualmente llamado Caetés, cerca de Garanhuns, en el estado nororiental de Pernambuco, en un entorno social y económico lastrado por el subdesarrollo más agudo. Es el séptimo de los ocho hijos, cinco chicos y tres chicas -en realidad, los hermanos fueron doce, pero cuatro murieron prematuramente- tenidos por una pareja de labradores analfabetos, Arístides Inácio da Silva y Eurídice Ferreira de Mello, llamada Dona Lindu por el vecindario.

Lustrabotas, cadete de tintorería y limpiador de talleres y fábricas del cinturón industrial paulista son algunos de los subempleos que Lula comparte con los estudios primarios. En el quinto curso, no obstante presentar un expediente académico prometedor, abandona la escuela, y cuando cuenta con 14 años encuentra su primer empleo de asalariado: es en la empresa siderometalúrgica Armazéns Gerais Colúmbia, concretamente en una planta de producción de tornillos. En 1963 se recibe como tornero, ampliando sus posibilidades profesionales en el sector.

Es en 1968 cuando se interesa por el movimiento obrero. Afiliado al Sindicato de Metalúrgicos de São Bernardo do Campo y Diadema, Lula combina la actividad puramente sindical, defendiendo los intereses de los trabajadores, con la difusión de boletines políticos rigurosamente clandestinos en los que se ataca al régimen militar. Respetado y apreciado por sus compañeros inició su carrera política que lo llevó a liderar por dos mandatos su país.

Luego de sus dos gobiernos puede jactarse de haber reducido la pobreza del 35% al 22% de la población y también de haber mantenido una tendencia hacia una menor desigualdad.

La inflación, el declive de la economía del país y la problemática sanitaria son las cenizas del gobierno de Bolsonaro, por lo que las probabilidades de volver a la época anterior serán complicadas. Los grandes retos para Lula serán la reanimación de la economía, luchar contra el hambre que sufren muchos ciudadanos y la problemática medioambiental que abarca la Amazonia.

El triunfo de Lula es producto de la construcción de una alianza prodemocrática sin precedentes.

 

 

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