Mientras el gobierno nacional se ata por ahora al éxito de haber desacelerado la inflación hasta el 4,2% en junio y se juega a una reducción en el 3% en julio, en el horizonte para 2025 asoma una bestia negra que exigirá todo el talento económico posible para pasar el trance.
El año que viene, la Argentina enfrenta vencimientos de deuda pública por 24 mil millones de dólares, una cifra inalcanzable desde todo el punto de vista para la Casa Rosada, que habría vuelto a un rojo de unos 6 mil millones de dólares en las reservas del Banco Central.
Además, el país aún está lejos de despegar con sus exportaciones para obtener más ingresos de divisas y se extendería la cotización a la baja de su único productor importante de dólares: el complejo sojero, que no tiene buenas expectativas de precio para este año y el que viene por una superproducción a la vista.
De esta deuda de 24 mil millones de dólares, que vencen el año que viene, el Gobierno nacional debe pagar 11.200 millones a tenedores de títulos públicos, 4.000 millones a organismos internacionales, 3.000 millones al Fondo Monetario Internacional,
2.800 millones a China por un swap y 2.600 millones en concepto de deudas provinciales.
Aunque la aprobación del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones) puede empezar a generar inversiones de grandes proyectos, esos dólares no llegarán de inmediato.
Es el caso de la recientemente anunciada construcción de la planta de Gas Natural Licuado que YPF y Petronas en Río Negro, que demandará una inversión de 30.000 millones de dólares, tarea que se concluiría en el año 2027.
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