La actividad humana en el planeta ha generado, en los últimos siglos, un impacto considerable, provocando cambios drásticos en la naturaleza. Cuando se habla de cambio climático, en términos concretos, se hace referencia a una variación en el estado del sistema climático terrestre, formado por la atmósfera, la hidrósfera, la criósfera, la litósfera y la biosfera, que perdura durante periodos de tiempo suficientemente largos hasta alcanzar un nuevo equilibrio (IPCC: Climate Change 2013: The Physical Science Basis. Anexe III Glossary).
Pero ¿cómo afecta esto nuestra cotidianeidad y qué podemos hacer al respecto? Farid Nallim, Presidente de VALOS, entidad que promueve la Responsabilidad Social y el Desarrollo Sostenible en Mendoza, afirma que “la evolución de la responsabilidad social empresaria es la sostenibilidad. Creo que las nuevas generaciones tienen un alto grado de educación, gracias a mucho trabajo de campo que hemos hecho y a la Maestría en Responsabilidad Social que se generó. Por eso, ya hablamos de sostenibilidad; es decir, de un cuadro pre-impacto en lo ambiental, lo social, lo económico y lo ético. Las empresas grandes y las PyMES son el motor de un país, y creo que la única forma de salir de una situación como la que estamos afrontando desde hace muchísimos años, es la creación de riqueza, de empleo genuino y contemplar las buenas prácticas que se necesitan en relación a políticas de sustentabilidad y sostenibilidad. Ya estamos viendo todos los efectos y consecuencias de la actividad productiva y, si no desarrollamos nuestras actividades de una forma más sostenible, mediante una estrategia de economía circular, de biodiversidad y cambios energéticos de la matriz productiva, vamos a colapsar muchísimo más rápido de lo que venimos haciendo hasta ahora”.
En este sentido, la RSE nos invita a pensar en plural, en lo colectivo, en la necesidad de dejar de lado la individualidad para resolver una problemática global. Tal como explica Silvina Giudici, Responsable de la Reserva Natural Villavicencio, “tenemos una mirada numérica, en donde siempre pensamos que uno es lo más importante. Lo que nosotros podemos entender de los objetivos de desarrollo sostenible, si los miramos atentamente, es que uno no podría existir sin el otro; es decir cuando vamos al número 17, que es ‘Alianza para lograr los objetivos’, claramente sin esas alianzas no se puede hacer nada de los ODS anteriores. Sí desde las empresas no empezamos a tomar parte de ellos y entender, por ejemplo, que sin el ODS 16: paz institucional, no se pueden lograr los ODS 13, 14 y 15, todos relacionados con la naturaleza; tampoco podremos lograr el objetivo de hambre cero. Las empresas debemos cambiar esa mirada hacia la sustentabilidad en las acciones que desarrollamos. Me parece muy positivo que en el Foro Valos 2021 se hable de Biodiversidad, porque las empresas tenemos ser concientes de lo que sucede en los lugares donde tomamos nuestras materias primas, qué pasa con el ecosistema en donde estamos impactando”.
¿Cómo puede esto traducirse en acciones concretas de las organizaciones para generar un impacto positivo en el planeta? Laura Barnabo, de Empresa Mendocina de Energía (EMESA), detalla “la necesidad de mitigar los efectos del cambio climático es inminente, por ello el mundo está atravesando una transición energética tanto tecnológica, como de integración y reorganización de mercados. Se alienta la generación de energía de fuentes renovables reemplazando a las convencionales y por otro lado lograr un uso cada vez más eficiente de la energía. La eficiencia energética hace referencia a usar la energía de manera eficiente, a través de un consumo responsable para así lograr reducir el consumo de recursos naturales no renovables y bajar las emisiones buscando la sostenibilidad del planeta. La eficiencia energética se puede aplicar a cualquier ámbito de nuestra vida cotidiana en donde utilizamos energía, ya sea en nuestros hogares, en la industria, en la oficina, etc. Se relaciona principalmente con el ODS 7, Energía asequible no contaminante´’, pero también está vinculada con el ODS 11 ‘Comunidades y ciudades sostenibles’”.
Para Andrea Nallim, de Reciclarg, la clave está en la economía circular: “es importante que organizaciones públicas y privadas entiendan que no solo se trata de reciclar; sino también de saber cómo manejamos los recursos que extraemos de la naturaleza, que son limitados. Debemos pensar de manera estratégica, dentro del paraguas del objetivo 12, en donde se trabaja producción y consumo consciente y responsable. Este ODS, con sus metas e indicadores, nos permite pensar en esta estrategia de economía circular. En esa línea, me gusta mucho la definición de desarrollo sostenible de no agotar los recursos del futuro pensando en las necesidades del presente. Esto nos obliga a revisar cómo gestionamos los recursos, si es necesario o no el consumo de ellos y cómo podemos optimizar su uso. Por eso la invitación del Foro VALOS 2021 es a ser responsables y pensar los ODS como una herramienta de planificación de un futuro mejor para las generaciones que vienen”.
Pero la responsabilidad social en torno a los Objetivos de Desarrollo Sostenible no pueden pensarse solo en el ambito empresarial o privado; sino que es indispensable la vinculación con la esfera pública.
“Es importante la articulación público-privada porque ninguna de las acciones que hagan algunos sectores puede satisfacer la creación de valor que cumpla las expectativas de las partes interesadas. Lo público y lo privado, empresas, organizaciones de la sociedad civil y el Estado, tienen que volver a unirse tras el objetivo del desarrollo sostenible, para trabajar en los planos del valor económico social, ambiental y ético. Es sumamente trascendental una nueva forma de colaboración entre los sectores que son parte de la misma sociedad, porque tenemos roles superpuestos e intereses comunes que debemos resolver y concretar”, explica Alejandro Ceresa, Coordinador de la Maestría en Responsabilidad Social y Desarrollo Sostenible de la UNCuyo.
Compartiendo la idea, Facundo Heras, Director Ejecutivo de Fundación Nuestra Mendoza, agrega que “en las sociedades actuales y en el momento que nos toca atravesar, donde las problemáticas que se presentan son cada vez más complejas, resulta fundamental que se den procesos de articulación público-privada para pensar de manera integral la respuesta a problemáticas básicamente transversales a todos los sectores y actores. Es imposible poder resolverlas desde un solo lugar; es necesario generar los consensos necesarios y los acuerdos que permitan que cada uno de los actores, desde el lugar que ocupa, contribuya a la consecución de objetivos comunes que se hayan definido de una manera interactoral”.
Con la meta de hallar soluciones concretas al cambio climático y sus efectos, el Foro VALOS 2021 reunirá a expositores nacionales e internacionales con PyMES, organizaciones sociales, instituciones públicas y grandes empresas en un mismo espacio.
“La invitación a participar del Foro es, justamente, tener una vista del presente que estamos teniendo y cómo debemos hacer un giro de 180 grados para empezar a revertir, si es posible, esta situación que estamos viviendo. El encuentro será muy enriquecedor porque nos permitirá, desde el momento en que lo realicemos, generar impacto lo antes posible”, finaliza Farid Nallim.
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