Este fin de semana, la fiesta del pueblo lasherino se vivió desde Uspallata. Allí, en lo más alto donde se puedan cruzar boinas y parrales, allí en el encuentro más tradicional que perdura en Mendoza, entre siluetas de cordillera y alamedas, un año más se volvió a celebrar el Festival de Alta Montaña.
Y el cierre de esta 32° edición estuvo a cargo de Los Nocheros, el famoso grupo salteño que probó el convite y disfrutó junto a la multitud lo que se siente volver al pago, tras un tiempo de parate por la pandemia.
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Desde el inicio, cuando caía la noche sobre las sombras de álamos del Camping Municipal, las mujeres se apoderaron del escenario. De raíces huarpes, vecina de Uspallata e intérprete del folclore melódico, abrió el fuego musical de este domingo Lourdes Cuello. Mientras que Jasmín González, lasherina de pura cepa ella, ofreció un set que vino a desestructurar el folclore clásico, con aportes latinoamericanos y aires de bagualas y cantos copleros; apoyada la joven -claro está- en la maestría percusiva de Quique Oësch.
Sombras del Alba, Limerencia y Fusión Urbana marcaron el ritmo dancístico a la noche festivalera. Cada cual con su estilo, estos ballets locales aportaron brillo, color y baile de diferentes géneros para que la familia entera disfrute de sus coreografías.
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La Orquesta Estable Municipal de Las Heras hizo cumbre en este festival más alto del país gracias a una actuación eléctrica que cautivó a la platea. Dirigidos por la maestra Alicia Pouzo, los músicos y cantantes pintaron exquisitas notas de un paisaje andino que maravilló. Los bises elevaron la temperatura de una fresca velada a fuerza de candombes y cumbias colombianas. La flexibilidad, capacidad y versatilidad de la música y los instrumentistas de este ensamble municipal quedó en evidencia, una vez más, y por ello los aplausos cerrados del final.